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El pasado lunes el Laboratorio de Microbiología y Parasitología de las Cortes dio a conocer en rueda de prensa la irrupción de un nuevo germen patógeno en el organismo político español. Se trata de un agente infeccioso de tipo viral, ya que solo puede multiplicarse ... dentro de las células de otros organismos a los que parasita, al que por su virulencia antimonárquica los politólogos han denominado «virus de la Corona» o Coronavirus, causante de una rara enfermedad conocida por sus iniciales SIDI (Síndrome Ilusorio De Independencia). Ya se han identificado tres cepas autóctonas de este virus, causantes de sendos brotes en distintas regiones costeras: galaica (pollicipes gaiteiriño), vascongada (bilduetarra txistulari) y catalúfica (flabioler rufianii), que de momento es la más agresiva.
El cuadro clínico del SIDI es psiquiátrico y consiste en un trastorno de la personalidad de tipo obsesivo-repulsivo, caracterizado por: amnesia retrógrada con manipulación de la historia (Casanova y compañía no fueron secesionistas sino que apostaron por el rey perdedor), negación de la evidencia (sí tienen rey), ignorancia supina (Felipe VI no representa a nadie), manía persecutoria (Estado español opresor), ideas delirantes y fantasías oníricas (república independiente), engreimiento egolátrico (el pueblo somos nosotros), agresividad chulesca, hispanofobia y monarcofobia. Los infectados por Coronavirus proyectan en los otros sus propios desórdenes mentales llamando «fascistas», «anacrónicos», «franquistas» y «antidemocráticos» a quienes cumplen las leyes, rechazan un nacionalismo decimonónico, respetan el estado de Derecho o simplemente no piensan como ellos.
Como todas las virosis, el SIDI puede prevenirse mediante vacunación, en este caso una administración por vía oral, parenteral o incluso rectal de un preparado a base de historia, realidad, sensatez y tolerancia. Por fortuna, los científicos han encontrado un tratamiento curativo eficaz de la infección mediante una potente droga denominada metasutilpoderina. Aún en fase experimental, esta sustancia (cuyo principio activo, la poderina, es una hormona segregada de forma natural por las glándulas del aparato sanchista) ya se ha probado en antiguos afectados de Unidas Podemos con resultados espectaculares: la administración de carteras, despachos, coches oficiales, sueldazos y asiento en el banco azul ha eliminado los síntomas de monarcofobia en solo tres semanas de tratamiento. Pero los investigadores no son tan optimistas con los infectados por la cepa catalúfica de Coronavirus, mucho más resistente: «A un populista de izquierdas podemos curarlo con unas dosis de poderina, pero al nacionalista irredento ya habría que arrearle un electroshock en el cerebro y el problema es que no tiene», confiesan desanimados.
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