El año que concluye este sábado será recordado como el de la fatídica guerra desatada por el régimen autocrático de Vladímir Putin contra Ucrania para erigirse por la fuerza en una potencia capaz de empequeñecer a Europa en la división y negar de plano la ... universalidad de los valores que encarnan las democracias liberales. 2022 ha puesto a prueba la entereza de los países que se han desarrollado en libertad, que el Kremlin subestimó porque esperaba que dejasen solos a los ucranianos y acabasen enfrentados entre sí en la necesidad de algunos de ellos de preservar sus relaciones con la Gran Rusia. Pero ni el inicio del invierno ha sido capaz de resquebrajar las alianzas constituidas en torno al Derecho Internacional, el principio de la integridad territorial y de la soberanía de cada país. El propio Putin ha despejado las dudas que pretendía inducir en la comunidad internacional. Las incursiones asesinas de las tropas rusas en suelo ucraniano primero, y los inclementes bombardeos contra la población civil a medida que se frustraban sus planes de ocupación y liquidación de Ucrania después, señalan culpas en un solo sentido. La búsqueda incesante de fuentes de energía alternativas a las que ofrecía Rusia ha revalorizado los combustibles fósiles como respuesta al chantaje armado. Pero ya las renovables no son solo la solución más coherente al calentamiento global, sino que representan además la vía más segura hacia la no dependencia energética de cada país y de la UE.

Publicidad

La entereza mostrada por las democracias revela una notable cohesión de las sociedades libres frente a la amenaza belicista de la autocracia rusa. Una respuesta solidaria hacia los desplazados por una agresión que exigió la movilización de cientos de miles de personas en defensa de su tierra y, sobre todo, de su dignidad. Su ejemplo recaba lo mejor de la condición humana y ha impedido durante diez meses de 2022 que el miedo y la incertidumbre engendraran equidistancias e indiferencias atroces ante el Mal. La sociedad española que salía con dificultades de lo peor de la pandemia no se ha arredrado al soportar los costes económicos y sociales derivados de un ataque a gran escala contra los más fundamentales derechos, sin especular sobre las posibilidades que ofrecería instar a Ucrania a someterse al dictado ruso. Aún sobre un fondo negro de guerra, 2022 ha desplegado colores de dignidad, de solidaridad y de paz que dan especial sentido a las sociedades abiertas. Los que pueden impedir que 2023 se dibuje también sobre fondo negro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad