Consulta en negativo
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Las condiciones de ERC están pensadas para ganar las autonómicas catalanas, pero no pueden sostener la investidura ni la gobernabilidadLas bases de ERC avalaron ayer un 'no' a la investidura de Pedro Sánchez -lo que la haría inviable- si previamente no se produce «un acuerdo para abordar el conflicto político» de Cataluña «con el Estado a través de una mesa de negociación». Lo hicieron ... en una consulta en negativo que supuestamente perseguía conectar con las voluntades más reacias a asegurarle el Gobierno al líder socialista para reconducirlas hacia la abstención, pero que en su literalidad encierra una fuerte carga de inestabilidad porque con ella ERC sigue mostrando una visión maximalista de la negociación requerida. Por si hubiese dudas al respecto, Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y probable candidato en las próximas autonómicas, creyó necesario acompañar la votación entre la militancia con la difusión de sus exigencias. La dirección de ERC temía la contestación interna y el acoso público de otros sectores independentistas si renunciaba a los tótems del secesionismo en su aproximación a Sánchez. Pero, una vez condicionada la investidura a un pacto previo para abordar nada menos que «el conflicto con el Estado» mediante una «mesa de negociación», cualquier asomo de insatisfacción podría desequilibrar a quienes pretendidamente dirigen ERC hacia el entendimiento con Sánchez. Las apostillas con las que Aragonès quiso clarificar los propósitos de la consulta añadieron serias dificultades para un acuerdo de investidura solvente. Un diálogo entre el Gobierno central y el de la Generalitat, que concedería a Quim Torra el mando sobre un acuerdo que no quiere: una negociación que sitúe en igualdad a la mayoría parlamentaria «de Cataluña» con la «de España» como si se tratara de alcanzar una convención internacional; un diálogo «sin condiciones» que siente a ambos ejecutivos en torno a una misma mesa «quizá antes de la investidura»; garantías de cumplimiento de lo que se acuerde sometiéndolo a «la validación del pueblo catalán»... Es posible que esos sean los términos con los que Aragonès se ve más cerca de encabezar una lista ganadora en las elecciones catalanas. Pero se alejan tanto de lo posible ante el trámite de investidura que solo pueden dar lugar a nuevos episodios de frustración independentista y fiasco de la legislatura. A no ser que, pasando de consulta y condiciones, Oriol Junqueras, Pere Aragonès y Gabriel Rufián echen abajo en dos o tres semanas su particular castillo de naipes para mostrar la faceta pragmática que se les supone sin prueba alguna. Un imposible.
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