Conocer es amar

A uno no le extrañan estos detalles. Las religiones han exportado a todas las zonas del mundo como algunos de sus símbolos supremos a los animales: palomas, toros, zorros, cocodrilos, grullas... El águila es uno de los distintivos heráldicos más copioso y distinguido. La propia vieira, la insignia máxima del peregrino, ha sido incorporada a la gastronomía en recetas variadas: vieiras al natural, al jerez, fritas, en su concha, en ensalada por Manuel Mª Puga, «Picadillo» (1906); conchas peregrinas a la francesa, por María Mestayer de Echagüe, marquesa de Parabere (1933); vieiras a la gallega (2016) o con dos salsas (2019) por Carlos Arguiñano.

A los perros les ha corrido en las iglesias peor suerte que a la minina de Estambul o Constantinopla. Precisamente en nuestros pueblos suele afirmarse de algunas personas que «pintan menos que los perros en misa» (no esté usted tan segura de ello, lectora). Tengo delante fotocopia de un bando de 1575 en el que el alcalde de Viana prohíbe que se acuda en domingo o día de fiesta «a la misa mayor con perro ni ballesta ni arcabuz ni otro ingenio alguno so pena de cuatro ducados». En alguna ocasión incluso los han secuestrado; hace unos años les comenté a ustedes que, habiendo entrado un servidor en el logroñés templo de Palacio, me quedé mirando la imagen de san Roque: le habían birlado el perrillo. Qué poco corazón al haber separado al guau de su amo.

Magnífica la iniciativa –«Mi pueblo emociona»– de la najerense Laura Tejedor Galarreta, premiada y publicada este jueves por Diario LA RIOJA, orientada a dinamizar la vida de nuestras localidades mediante el mejor conocimiento de la jurisdicción, costumbres e historia de las mismas por parte de los niños y mayores. Y en nuestra querida Rioja nunca sabremos lo suficiente del lugar donde nacimos o donde vivimos. Conocer más es una de las mejores formas de amar.