El debate parlamentario que condujo a la aprobación de la sexta prórroga del estado de alarma por el Congreso demostró de nuevo que las políticas partidarias están más interesadas en mantener sus pulsos particulares y en ampliar sus respectivos ámbitos de poder e influencia que ... en completar la desescalada y afrontar la reconstrucción de la manera más unitaria posible. El presidente Pedro Sánchez y el líder del primer grupo de la oposición, Pablo Casado, dejaron patentes no ya sus discrepancias, sino una incompatibilidad mutua que afecta a las relaciones entre las instituciones; precisamente cuando los Gobiernos autonómicos se disponen a convertirse en autoridades únicas para el tránsito a la 'nueva normalidad'. Ambos evidenciaron su intención de hacer uso de las desavenencias para erosionar al adversario, en ningún caso para superarlas siquiera con acuerdos puntuales.

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El impacto sanitario, económico y social de la Covid-19 permitía suponer que la política española variaría de claves a la búsqueda de consensos amplios y de alianzas parlamentariamente sólidas. Pero lo ocurrido ayer confirma que el socialismo de Sánchez no tiene otra perspectiva que hacerse fuerte en la legislatura a partir de los apoyos que obtuvo para la investidura y que el PP de Casado también carece de otro horizonte que esperar a que las cosas se le compliquen aún más al Gobierno en la esperanza de que se acorte la legislatura. La tensión entre ambas formaciones, en un ambiente encrespado por las invectivas entre Vox y Podemos y con el afloramiento constante de reclamaciones territoriales, compromete el final ordenado de la desescalada. Pero, sobre todo, la gestación de unas bases compartidas para la «reconstrucción» cuando la comisión correspondiente del Congreso debe presentar sus conclusiones en un mes.

Una vez distribuidas las responsabilidades sobre el último tramo del desconfinamiento entre los presidentes autonómicos, todo indica que el Gobierno se apresta a asegurarse los apoyos para la tramitación de los Presupuestos de 2021. Como si 'pasando de pantalla' se disipara la carencia de un entendimiento básico para hacer frente a las dificultades económicas y sociales, mientras los dos principales partidos se retan a diario. Hasta el extremo de que el presidente afirmó ayer que el ministro Marlaska es atacado por la oposición porque está «destapando a la policía patriótica» del PP.

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