Se ha montado polémica por un sello de Correos. A veces parece que vivimos en un episodio de Cuéntame, y este es de las primeras temporadas. Yo también tuve mi época de ardor filatélico, no se crean. De pequeño me regalaron un álbum de sellos ... y aquello resultó ser una refinada venganza. Tendría doce o trece años. Durante meses iba con mi catálogo a la plaza, en donde se montaba un trapicheo de estampillas que servía de preparación para la vida, siempre y cuando la vida te llevase por el camino de la drogadicción. Yo iba con mis modestos sellitos del Rey o de Franco y buscaba desesperadamente hacerme con series mucho más bonitas, de castillos de España o de pájaros del Amazonas. En mi catálogo ponía que si conseguías no sé qué sello de la reina Isabel II podías ganar un fortunón y soñaba con pegar el pelotazo, pero al final todo acababa siendo triste, lluvioso y rutinario, y había que conformarse con que alguien te vendiera un Naranjito de diez pesetas.

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En esta nueva polémica todo desprende un olor como a desván de casa del abuelo: sello de Correos, Partido Comunista, Abogados Cristianos... Solo faltan la Falange y un obispo bajo palio. Leo que hasta Kasparov ha metido baza, aunque él tiene justificación porque su Partido Comunista fue nuestro Franco y esto lo deberían saber los que todavía piensan que aquella Unión Soviética fue un cierto tipo de paraíso, si acaso con un pequeño y lamentable exceso de mortalidad. A mí me da igual el sello, aunque me molesta un poco que hayan pintado la hoz y el martillo de colorines. Si la Pasionaria pilla a estos comunistas malasañeros de ahora, los manda al gulag en pelotas por cursis y revisionistas.

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