Comunidades sin financiación
Editorial ·
El Estado autonómico no alcanza a ser de las autonomías porque pesa la presunción de que la razón ilustrada descansa en los ministeriosEditorial ·
El Estado autonómico no alcanza a ser de las autonomías porque pesa la presunción de que la razón ilustrada descansa en los ministeriosEl Gobierno ha anunciado su propósito de ultimar este mes de noviembre una propuesta de actualización del sistema de financiación autonómica, caducado ya en 2014. Siete años después se abre paso un criterio, el de 'población ajustada', que permitiría aproximarse a un cálculo justo en ... tanto que diferenciado de las necesidades de las distintas comunidades. La población, la pirámide de edad, la dispersión geográfica y la insularidad como referencias para estimar el coste de los servicios públicos competencia de las autonomías. Aunque no hay logaritmo capaz de integrar esos cuatro factores sin que tengan que redondearse uno a uno en cada caso. Podría establecerse un cuadro territorialmente equitativo de gastos comprometidos, atendiendo a una cartera coincidente de servicios y prestaciones. Pero dejaría en el aire el capítulo de inversiones que cada comunidad autónoma pueda acometer según sus prioridades. Se entiende como 'recentralización' el ánimo político e ideológico de revertir el proceso autonómico de manera abrupta, como cambio de sentido respecto a la propia Transición. Pero hay una 'recentralización' latente en esa visión providencial de tutela sobre el autogobierno, que da curso a la centrifugación de bienes básicos como la sanidad, la educación y los cuidados sobre la dependencia regateando posibilidades financieras para que cada comunidad territorial e incluso cada municipio cuenten con estímulos materiales de mejora.
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El Estado autonómico no alcanza a ser 'de las autonomías' porque pesa sobremanera la presunción de que la razón ilustrada descansa en los ministerios. Por eso es imprescindible que el criterio de 'población ajustada' se complete con un sistema de recursos financieros más directos hacia las comunidades autónomas. Es bueno que el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, haya convocado a los máximos responsables de otras comunidades, sin distingos partidarios, para hablar de financiación territorial. Y es también bueno que el PSOE se haya decidido a reunir a sus barones para sintonizar actitudes. Pero no es casual que, en medio del escándalo por la renovación pendiente de órganos constitucionales, hayan pasado siete años sin que se actualice el sistema de financiación de las autonomías. Siete años en los que las plantillas ministeriales se han abultado casi por inercia. Y hasta las comunidades forales, no concernidas por la reforma pendiente, se permiten sentar cátedra sobre la España de régimen común.
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