Cómo somos

Primero se asa la generalización sobre las brasas de unas gavillas secas, luego se aliña con algún tópico y como remate hay que echar al conjunto un chorretón de determinismo. El plato es tan fácil de cocinar que sirve para sacarte de cualquier apuro. Especialmente ... si no se ha tenido tiempo de hacer la compra y quienes acuden a la mesa no se distinguen por un paladar exigente. Concha Andreu ha servido una ración bien abundante al ser interrogada por las razones del recrudecimiento aquí de la pandemia. Los riojanos somos un todo, en nuestro ADN está disfrutar en bodegas y merenderos donde no se pone las mascarilla ni dios y claro, el virus se desboca entre chuletillas de palo y tragos al porrón. Son nuestras peculiaridades (sic), resumió en un programa televisivo de ámbito nacional. El argumento indigesta sólo con exponerlo. Además de recurrir a un cliché impropio en una situación tan grave, deja en entredicho todo lo que obvia. Para empezar, el esfuerzo que está haciendo una gran mayoría (incluso los que no frecuentan bodegas ni merenderos) para seguir las recomendaciones a veces incomprensibles y hasta contradictorias. Para continuar, la obligada determinación de la autoridad sanitaria y política para atajar cualquier foco de contagio, sea público o privado. ¿A qué peculiaridades autóctonas podrían asirse los homólogos de Andreu en las comunidades dónde el virus también ha repuntado? Seguramente no habrá respuesta. Ya se sabe que todos los periodistas son iguales, militan en la prensa amarilla y sus opiniones están contaminadas de oscuros intereses.