QUE COMIENCE LA CARRERA
La opinión ·
PABLO SIMÓN (*)
Jueves, 9 de mayo 2019, 06:41
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La opinión ·
PABLO SIMÓN (*)
Jueves, 9 de mayo 2019, 06:41
Una dinámica relativamente conocida en ciencia política es la contaminación entre arenas electorales. Cuando existen elecciones superpuestas o hay comicios muy cercanos en el tiempo lo habitual es que haya 'contaminación' electoral y que el comportamiento político de unas elecciones afecte a las ... otras. Sin lugar a dudas, esto es lo que se viene en las próximas elecciones al Parlamento de La Rioja. Un aspecto a destacar del 26M es que podríamos presenciar el final del ciclo político de victorias populares inauguradas por Pedro Sanz en 1995. Hagamos un ejercicio de política ficción. Si uno coge el diferencial de la marca regional respecto a la nacional (más favorable al PP que al PSOE) y hace una media de los últimos tres ciclos, el resultado de las elecciones podría ser tectónico. El PSOE podría subir hasta el 31%, el PP bajar hasta el 24% y Ciudadanos casi se duplicaría hasta el 18%. Podemos estaría en el borde del 5%.
Mucho se juega en esa cifra mágica de acceso al Parlamento. Al fin y al cabo, a diferencia de la elección a Cortes, nuestro sistema electoral, superado el umbral del 5%, reparte de manera relativamente proporcional sus 33 diputados. Vox, que tuvo un resultado peor que la media nacional en La Rioja, podría superarlo y entrar con 2 diputados. Por su parte, los regionalistas del PR también aspiran a recuperar su histórico 6% y ser decisivos. Y es que he ahí la paradoja: por primera vez desde los 90 el PSOE podría ganar las elecciones, pero la gobernabilidad de la comunidad descansaría de manera crucial en quienes se cuelen por la parte baja de la tabla. Ahora bien, no todas estas extrapolaciones regionales del ciclo nacional, de esa 'contaminación electoral', hay que cogerlas con pinzas. Después de todo, hay tres variables claves a añadir al cóctel. Primero, la participación electoral. Bordeando, casi siempre por encima, del 70%, una incógnita clave es despejar cuál va a ser el diferencial de los riojanos con el 78% alcanzado en las Generales. Este aspecto ha sido clave en la victoria de la izquierda y, en general, una participación alta les ayudará a consolidarse. Segundo, la situación interna de los partidos, que ha sido especialmente tormentosa tanto en el PP como en Podemos, aunque cada cual tenga lo suyo. A los electores no les suele gustar la división y no podemos excluir que los electores les pasen factura. Y, finalmente, clave también, más allá de la fortaleza de las marcas nacionales, la cercanía o la buena valoración de los candidatos tendrá su peso. En una política de proximidad como es la regional no hay manera de estimar cuánto voto mete en la urna saber conectar con la sensibilidad de los riojanos y, sin embargo, pocas cosas pueden ser más importante para ser un buen gobernante que tener empatía con sus conciudadanos.
Veremos.
(*) Pablo Simón (Arnedo, 1985) es profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III.
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