Borrar

La literatura sobre la capacidad comunicativa de los colores es casi infinita. Goethe ya deslumbró a la intelectualidad del XIX con su Teoría de los colores, aunque los físicos se declararan más a favor de las consideraciones que sobre el asunto había sugerido antes Isaac ... Newton. Siempre tan suyos los físicos. Al alcalde logroñés lo presumo más goethiano que newtoniano. «Cuando el ojo ve un color, se excita inmediatamente», teorizó el alemán doscientos años antes de que Hermoso haya recurrido a las coloraciones para empezar a domesticar el salvaje Logroño, que ya iba siendo hora. Se trata de llamar la atención del conductor a base de pigmentos y tintes, una vez asumido que su cerebro está adaptado ya para pasarse por el forro la señalética más clásica. Goethe en estado puro. Conseguirlo lo está consiguiendo. Lo de llamar la atención digo, porque lo de domesticar la fiera urbana llevará rato. De momento se adivina división de opiniones: el anaranjado le va ganando a los azules.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Los colores de Logroño