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Hay que reconocerle a Igor Fonseca la ocurrencia de que la UE quiere pintar de verde la agricultura y la ganadería a costa de los números rojos del sector. Nada cambia: de colores se visten los campos en la primavera y el agricultor ve las ... cosas entre gris oscuro y negro por herencia genética de los abuelos y los padres, que se dejaron el lomo en el renque y perdieron los ojos oteando el futuro. Me acuerdo hoy de las protestas de la remolacha y las patatas y de los John Deere que subían a las carreteras a los que cantaron Carmen, Jesús e Iñaki. Entonces no había UE, ni PAC ni biodiversidad. Y sí muchos motivos para quejarse. Hoy hay UE y PAC. Y aunque quedan razones para la queja, nada que ver con las tractoradas aquellas. En la Política Agraria Común conviven aciertos y errores. De estos, el más triste es que el agricultor y el ganadero tengan que sobrevivir a base de subvención y tentetieso. Y el más grave, que se siga sobrealimentando al terrateniente. Pero el campo tiene que ser verde para que nuestros hijos no nos pongan mañana coloraos, amigo Igor.
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