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Hay una epidemia de cursilería en España que ha invadido todas las esferas de la vida pública. Es un ánimo cultural, un virus que se ha colado poco a poco en forma de mensajes filosóficos en los estados de WhatsApp y en las tacitas de ... Mr. Wonderful y se ha ido infiltrando como agua helada por una grieta de la bodega del barco hasta que ya es demasiado tarde.
La gente por lo general es sensible e impresionable y muchas personas necesitan emocionarse aunque sea mediante lugares comunes o fórmulas efectistas que cuando se piensan bien sólo dan vergüenza ajena. Ahora no hay rueda de prensa en la que no se escuche «transferencia de conocimiento», «proyecto tractor», «ecosistema cultural», «diálogo intergeneracional», «nuevo paradigma social» y así hasta el infinito, pedanterías más huecas que el sonido de una piedra cayendo en un pozo seco.
Yo creo que fue en el zapaterismo cuando la política española se volvió cursi con todo aquello del talante y las sonrisas, la ceja y los ojos azules, un enamoramiento que duró hasta que despertamos del sueño y vimos lo que había de verdad; lo cursi siempre es postizo y por eso el decorado se acaba desmoronando. Pero tras el 15M toda esa afectación se afianzó; ahora todos los partidos hablan de «echarle más alma» o «ponerle piel» a lo que sea y sale Yolanda Díaz diciendo «hacemos cosas chulísimas» y Feijóo se emociona al dejar la Xunta y Pablo Iglesias recita «Vientos del Pueblo» y Ada Colau rompe a llorar delante de cualquier micrófono. Se abusa de esta colonia que en dosis limitadísimas podría ser aceptable, pero uno asiste todo el rato a estas cursilerías y parece que el mundo fuera un precioso salón de té; «la ciudad que cuida» y «las calles pacificadas» son uvas del mismo racimo. Con la que está cayendo hay que volver a ese párrafo de Julio Camba en 'Aventuras de una peseta': «A veces, en uno de aquellos locales tan cursis del Berlín nuevo, al ver a la gente tan feliz y tan dichosa, comiendo pasteles y oyendo la música, yo sentía ganas de decir:
—«Pero ¿no saben ustedes lo que ha pasado?».
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