Colapso británico
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Aunque el desabastecimiento dé la razón a los europeístas, la UE no puede alegrarse de que el Reino Unido se vea lastrado por el 'brexit'Secciones
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Aunque el desabastecimiento dé la razón a los europeístas, la UE no puede alegrarse de que el Reino Unido se vea lastrado por el 'brexit'El desabastecimiento que padece el Reino Unido es efecto de la carencia de conductores de camiones que antes provenían de los países de la UE y que a causa de la pandemia volvieron a sus lugares de origen no pudiendo regresar después por el 'brexit'. ... El problema en la distribución de combustible dificulta aun más la comercialización de bienes de consumo, al tiempo que contrae la movilidad de la población. El déficit es estructural en el Reino Unido, y a él se suma la falta de operarios en distintos gremios de la construcción, en la hostelería y el comercio, y también en la agricultura y la ganadería. Sin que pueda descartarse que tal carencia afecte también a puestos de trabajo más cualificados. La determinación de los perfiles profesionales que cada economía nacional precisa en cada momento interpela siempre al sistema educativo, inerme para adelantarse a las necesidades cambiantes del mercado de trabajo. En este caso el Reino Unido añade una imprevisión significativa en la desconexión y el cierre de fronteras que ha supuesto el 'brexit'. Subrayando la irracionalidad de la ruptura del mercado único.
El colapso actual no tiene fácil salida ni una solución inmediata. El recurso a conductores militares, la oferta de visados para tres meses o la aplicación de excepciones y tramitaciones exprés de los requisitos del 'brexit' solo podrá atenuar el problema. La manifiesta incapacidad de Londres para corregir siquiera en algo el rumbo trazado por referéndum en junio de 2016, y la puesta en juego de una mayoría conservadora que solo imagina continuar en el poder tras las murallas del 'brexit' no permiten atisbar una rectificación de fondo. Pero aunque lo ocurrido bajo el mandato de Boris Johnson genere una íntima satisfacción entre los europeístas y en los actuales países de la UE, en tanto que certifica el fracaso del absurdo, no es bueno para Europa que la economía del Reino Unido se vea lastrada por el 'brexit'. Al margen de que la UE deba dejar que sea Londres quien se esfuerce en salir de su propio atolladero.
Además, aun regodeándose en el ridículo británico, la Europa continental debe tener en cuenta lo ocurrido al otro lado del Canal para hacer inventario de su fuerza de trabajo. Para acoplar urgentemente la oferta formativa a la cualificación laboral que precisa la recuperación pospandemia. Y para cubrir aun con mayor celeridad miles de puestos de trabajo que esperan a gente con oficio en los 26 países de la UE.
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