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Por si el título de esta columna resultara impropio tenía otro en reserva: Las Autonosuyas, tomándolo prestado de aquella novela paródica -y profética- de Vizcaíno Casas llevada al cine en 1983 (¡qué hubiera escrito hoy!) en la que un pueblo, Rebollar de la Mata, ... se declara ente autónomo con idioma propio (el farfullo) para institucionalizar algo tan español como chupar del bote.
Lo cierto es que aquellos tiempos políticos del bipartidismo PP-PSOE fueron bastante aburridos. Si uno de los dos grandes ganaba por mayoría absoluta, ya estaba; y si no, en lugar de entenderse entre ellos por el bien de España, facilitando o incluso compartiendo el gobierno, echaban mano de los oportunistas nacionalistas vascos y catalanes, siempre dispuestos a echarle una mano al Estado al que odian a cambio de arrancarle una pierna, un brazo o la cabeza si pudieran. Así, durante cuarenta años una derecha y una izquierda igual de irresponsables han echado de comer tanto autogobierno a bestias, bestiecitas y bestezuelas que ya no hay quien pueda con ellas y el de las autonomías ha resultado ser un Estado desintegrado y devorado por sus criaturas.
Hoy, con seis empresas operando en el mercado del voto: PSOE, PP, Cs, IU, UP y Vox, además de los oportunistas de toda la vida y de la morralla indepe, proetarra y antisistema, todos ellos disputándose las tajadas que proporcionan los cuatro poderes (municipal, regional, nacional y europeo), los españoles asistimos al «absolutamente frustrante, decepcionante y totalmente deplorable» espectáculo de sus mercadeos, trapicheos, boicoteos, cambalaches, traiciones, juegos de la silla, vetos, subastas, deslealtades, ascos, sujeciones con papel de fumar, zancadillas y puñaladas por obtener el mayor trozo de presupuesto local, autonómico o nacional del que vivir durante los próximos cuatro años sin herniarse ninguno (sus señorías del Congreso ya llevan tres meses cobrando sin dar palo al agua, y espera).
En el escenario riojano, el drama adquiere visos de esperpento. Es un sarcasmo que las dos señoras elegidas diputadas bajo las siglas Unidas Podemos se hayan desunido a las primeras de cambio para que los riojanos no podamos disfrutar al fin de un gobierno de cambio y progreso, y una desvergüenza que la desunida impotente acuse a la candidata de ser una marioneta cuando los hilos que la mueven a ella se ven desde Clavijo. Y es que tanto ambas desunidas como la candidata como los que esta vez ni olerán el bote obedecen las consignas que les llegan desde las sedes centrales.
Como el resto de taifas, La Rioja sólo es una pieza -y de menos valor- en el tablero donde los líderes nacionales juegan la partida de verdad siguiendo estrategias diseñadas por expertos en mercadotecnia electoral. ¿Autonomía de La Rioja? Sí, por los cojones. Anden, explíquenles a los que mandan de verdad en esta autonosuya qué significa eso en riojano. Se entiende mejor que el farfullo.
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