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Comentan algunos que peligran las numerosas fiestas de verano, y yo tengo la impresión de que quienes peligramos acaso seamos nosotros antes que nuestros tradicionales festejos. Afirman otros que, en cuanto nos han dejado la soga un poco larga, han sido numerosos los núcleos que ... se han despechugado, nudismos que han podido incluso favorecer algún temido rebrote. Hasta hay quien se pregunta por qué los alemanitos pueden trasladarse hasta la hermosa Mallorca, mientras que un navarro o un alavés de la muga no pueden ni mirar cómo va eso del Sitio de Logroño y los amigos franceses. Me limito a citar conversaciones que oigo a mi alrededor, por si coinciden con otras que ha escuchado usted.
En mi pueblo han sido varias las personas que me han preguntado si en alguna ocasión se han suspendido los festejos veraniegos y cuándo ocurrió la supresión. En muchas localidades españolas sucedió en la muy recordada Guerra Civil, sobre todo en los años 1937 y 1938. En ambas fechas la situación obligó a su cancelación, aunque en la zona denominada nacional se celebraban los actos religiosos. En mi ciudad natal, con eso de que se pensaba que la contienda iba a durar una semana o dos, el 22 de julio de 1936, la Magdalena, hubo incluso vacas (lo demuestra la documentación del archivo municipal).
Por continuar con sucedidos singulares, los vallisoletanos andan a vueltas con la aparición –presunta, a la manera de tantas afirmaciones que recorren España– de un cocodrilo. Yo vi uno en 2011, que resultó ser un caimán, no el que se fue para Barranquilla sino la piel del que reposa pacíficamente en la iglesia de Santa María de Mediavilla en la bella ciudad de Medina de Rioseco. Colgaba de la cancela de la puerta principal del templo. Un jubilado un tanto satírico me explicó que el personal riosecano cree que el reptil fue capturado en el río Sequillo, mas no; lo envió un paisano que había hecho las Américas desde Méjico. Un servidor, habiendo visitado la exposición de las Edades del Hombre en esa atractiva población, se trajo al caimán a su chamizo (entiéndame usted: se trata de una bonita cerámica verdosa de palmo y medio adquirida en un comercio).
El colosal río de la economía española y riojana se está dividiendo en multitud de riachuelos, muchos de ellos escuálidos y con menos agua que las piscinas de El Cortijo, mientras cruza nuestras tierras otra bengala del rey emérito y se desinfla la afirmación constitucional de que «los españoles son iguales ante la ley» (el texto debería especificar 'todos'). Nos pasa como a los de El Cortijo.
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