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Hasta la cocina

CHUCHERÍAS Y QUINCALLA ·

Teri Sáenz

Logroño

Domingo, 2 de mayo 2021, 09:20

El periodista tiene algo de vendedor ambulante. Como esos comerciales que hacen su trabajo a puerta fría sin saber quién asomará tras el umbral de la casa donde han timbrado al azar, un día te citan para escribir un reportaje cualquiera esperando todo y sin ... saber nada. Las únicas certezas son un tema, una hora y un lugar. El resto queda en manos de los protagonistas reales de esas páginas que van a completar el periódico al día siguiente. Es posible que el interlocutor esté de mala gana, que tuerza el gesto en cuanto ve una cámara y una grabadora por muy advertido que esté o mucho tiento que se derroche. Lo más probable es que de ahí salga una historia inerte. Todo es dejar claro qué callar, cuál es la foto que no se puede tomar. Mucho cuidado con lo que pones, sácame guapo. Otras veces, sin embargo, se hace la luz. Unos desconocidos hasta hace apenas unos minutos se muestran de par en par y detallan sus rutinas con frescura, confiando sin ninguna cortapisa en el trabajo de los que acaban de invadir su intimidad. Entonces no hay que escribir nada, porque allí ya estaba todo escrito. Cada detalle cobra vida propia y lo que en apariencia se presume cotidiano resulta extraordinario. Mari Cruz ha abierto esta semana la puerta de su casa para describir in situ cómo se aplica la Janssen a los mayores con movilidad reducida. Ha dejado pasar hasta su cocina y confesado tras la mascarilla que ansiaba recibir la vacuna, aunque también le da un poco de respeto. En sus palabras había arrobas de sinceridad y en cada plato de esa cocina rebosaba la verdad absoluta.

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