El coche del presidente

Porque mientras García acierta con la respuesta a esa y a tantas otras preguntas que sobrevuelan cada pleno, el Parlamento permanece tal cual lo encontró hace año y medio. La principal novedad llegará cuando el Grupo Socialista suba por fin a la red y el espectador pueda medir la dimensión de su enojo con el Gobierno. De momento, Francisco Ocón y los suyos distinguen a sus antiguos compañeros de viaje con la frialdad que precede a todo estallido. Confinadas las novedades en la sala de espera, el presidente también aguarda la llegada de ese vehículo que mejore el confort de sus desplazamientos y le permita a continuación tomar la iniciativa. Dotar de algún dinamismo superior a esta Cámara adormecida durante un cuarto de siglo, que continúa narcotizada, con la salvedad de ese momento en que Raquel Romero sube al estrado y confirma a su modo la necesidad de perfeccionar las condiciones laborales en el Parlamento: así como García precisará ese vehículo que releve al actual, los fallos de megafonía observados ayer avalan la ironía que se permitió la consejera y diputada a cuenta de esa tecnología del siglo XXI que se resiste a ayudar a sus señorías.

De sus palabras se pudiera deducir por lo tanto que el Parlamento ha errado en la elección del vehículo: debería haberse optado por el más apropiado para esta coyuntura, aquel DeLorean que garantizaba estupendos viajes al futuro, la tierra de promisión hacia donde siempre apunta el Legislativo regional. El futuro que siempre puede esperar. Toca en consecuencia seguir el atinado consejo de Romero, que avisó a Pablo Baena en estos términos: «No vamos a dejarnos llevar por las pasiones». En efecto, toda pasión está vetada de la Cámara. El entusiasmo y la ilusión serán igualmente mal vistos, la compañía descartada por su presidente para que ocupen asiento en su nuevo coche. Un híbrido, como la institución a la que sirve: a mitad de camino entre un pasado mejorable y un presente muy plomizo. Aunque todo puede empeorar, claro: frente al optimista mensaje que lanzó Baena, según el cual «no se puede hacer peor», Romero respondió con la tozudez de los hechos. El aplomo de quien domina el BOR y se permite la novedad más contundente del pleno: que falta personal en su Consejería. Natural que se necesite coche nuevo: se anuncian nuevos viajes desde La Mancha.