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El sorteo extraordinario de Navidad es uno de los días más especiales para los que cometimos la locura de trabajar en esto. Y, aunque ya no es como antes, cuando los números caían íntegramente como una tromba de agua en este pueblo o en aquel ... barrio, sigue teniendo su magia. Por eso, desde primera hora conectamos con ese sonido hipnótico que cada año dibuja en el aire el pórtico de la Navidad. No salía el Gordo, no aparecía la bolita y nos fuimos de reportajes y ruedas de prensa mirando con el rabillo del ojo ese sorteo sin público, sin madres emocionadas ni frikis dando la nota. El alcalde de Logroño y la presidenta Andreu nos convocaron para hablar del Consejo de Capitalidad y, de repente, salió premio: el domingo estaremos vacunando en residencias de mayores.
Sara Alba nos lo explicó al día siguiente y entendimos que por una bendita vez lo que había dicho Illa se iba a terminar cumpliendo; antes de que acabe el año empezarán las vacunas. Pero como la vida no se detiene Ventura y Gabi prepararon su receta de cardo con almejas. La hicieron con mascarilla, igual que vienen plantándose ante los fogones y las cámaras desde hace ya mucho tiempo; una cosa es saber lo que dice el BOR y otra distinta, cumplirlo, y en esta casa entendemos que, además de cuidarnos, tenemos que dar ejemplo.
En la Cocina Económica Emilio Carreras desgranó el menú de Nochebuena: «Habrá consomé, entremeses, bacalao y, por supuesto, turrón». Daban igual sus palabras, lo importante es el compromiso de esta gente que ni en un año tan difícil han dejado de ofrecer un plato de comida caliente para los que más lo necesitan. A Emilio, la emoción le aflora con facilidad, se le condensa en la garganta y le sube hacia el borde de los párpados en donde se acumula, húmeda, solidaria y contagiosa, toda la bondad del que comprende lo que significa prójimo.
Hemos tenido que vivir esta pandemia para descubrir el talento y la vocación de gentes extraordinarias como Federico Castillo en el San Pedro o María de Toro en el CIBIR.
En la tertulia del miércoles María nos explicó las mutaciones del virus. «Esos cambios son normales, pero la variante preocupa», dijo avisando de que aún faltan estudios. Su claridad y brillantez nos dejaron cautivados y los tertulianos acabaron pidiendo más presupuesto y más sitio para científicos como ella. El jueves, Fede charló en plató con Elsa Martínez. Igual que María, Federico ha estado meses contando en redes sociales su pelea contra el virus. «Yo me subía por las paredes, quería ayudar y no sabía cómo», y confesó que, a pesar de todo, la pandemia le deja recuerdos imborrables de la entrega y el trabajo de sus compañeros sanitarios. A Fede y a María hay que darles las gracias de corazón por su trabajo, pero también por recordarnos que en este año de homilías dominicales, charlatanes y ataques de tos por haber comido una almendra, lo único que nos sacará de este agujero es el conocimiento y la ciencia, no la palabrería.
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