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Todo son ventajas, o al menos eso es lo que nos vienen diciendo desde hace unos años. Les estoy hablando de las famosas redes, que como el ungüento peluca parece ser que valen para todo, pero no es cierto. A mí, esto de disponer de ... todo tipo de herramientas y adelantos para facilitarnos la vida siempre me ha recordado la historieta aquella del extranjero que perdido en medio del campo se encuentra con un padre y su hijo que subidos a un carromato avanzan por el mismo camino.
– Bonjour, mes amis. Pouvez-vous me dire si je vais bien pour Rioseco? –pregunta el automovilista perdido a la pareja.
– No te entendemos, majo –le responde el padre deteniendo el carro.
– Oh, sorry! Can you tell me if I'm on the right way for Rioseco?
– Nada, que no te entendemos, salao.
– Oh, Entschuldigung. Können Sie mir sagen, ob ich gut zu Rioseco fahre?
– Ni 'papas', tío. Ni 'papas'.
Y viendo que el entendimiento era imposible, levantando los hombros y sonriéndose afablemente, los tres personajes reemprenden su camino. Y no habrían pasado ni cinco minutos cuando el hijo dice al padre:
– Qué bueno es hablar idiomas... ¿verdad padre?
– ¡Joder, pues para lo que le ha servido a ese!
Y es que así está esto. No se pueden imaginar la de cosas que pueden hacerse manejando con suficiente habilidad uno de esos teléfonos móviles que por parecer, parecen una tableta de chocolate que hoy todo el mundo lleva pegada a la oreja.
No pueden darse cuenta de lo rápido que nuestro utensilio estaría dispuesto a darnos el nombre de la mayor luna de Saturno, siempre que supiéramos que Saturno tiene lunas.
Pero es que, además, con esto de los adelantos nos ocurre un efecto digno de tener en cuenta y es que hay ocasiones en las que nos sentimos peor aplicando los sistemas de mejora. Verán, les pongo un ejemplo, no por sencillo menos real. De siempre había sido un infatigable lector de periódicos. Un infatigable lector hasta el momento en que le hablaron de la comodidad de leer la prensa en las redes. Viene todo, le dijeron, las noticias de todos los periódicos, de todo el mundo. ¿Te das cuenta?
Y era verdad, y por serlo ahí empezó toda su desgracia, porque para él leer el periódico era mucho más que abrir una página en la que entre anuncios de chorizo de 'La tía Isidora' se entremezclan una docena y media de 'https'. Para él, leer el periódico era estar cómodamente sentado detrás de un cafelito, con el diario en la mano oliendo todavía a tinta y pasando las páginas de atrás para adelante, leer tranquilamente las noticias que quieres leer haciendo caso omiso, entre otras 'https', de las bondades del chorizo de 'La tía Isidora'. Leer el periódico es todo un rito. Háganme caso.
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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