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Entre tanta desgracia bélica, entre tanto ruido económico, político, electoral y geopolítico, están pasando desapercibidas cuestiones vitales como varios éxitos científicos de gran trascendencia. Uno de ellos tiene el sello del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas que, en colaboración con británicos, canadienses, belgas y alemanes, ... han analizado 7.880 muestras de 33 tipos de neoplasias diferentes. Lo que han conseguido con su trabajo ha sido abrir la vía para personalizar los fármacos y tratar el cáncer de cada paciente. Algo que puede aumentar la eficacia de los tratamientos al localizar los mecanismos que provocan los tumores en cada caso y así poder abordar las causas.
Un equipo de científicos canadienses de la Universidad Concordia trabaja con excelentes expectativas en el desarrollo de una técnica de ultrasonidos e impresión en 3D que permitirá construir implantes dentro del cuerpo sin dolor ni cicatrices. El objetivo es imprimir piezas mediante ondas de ultrasonido, como en el caso de las ecografías. Esas ondas transforman un material líquido en sólido, a través de la piel o el músculo en la cavidad de que se trate. Hasta ahora, los implantes se construían previamente y era preciso intervenir para colocarlos. Es de imaginar la revolución que puede suponer al evitar operaciones de riesgo.
Más cosas que se han conocido en los últimos siete días. Investigadores de Texas han averiguado que practicar actividad física produce una molécula denominada Lac-Phe que reduce el apetito, con lo que buscan desarrollar fármacos que aporten beneficios equivalentes a los de la actividad física. Ya se ha probado en ratones.
La molécula Lac-Phe se produce mediante el ejercicio físico en múltiples células y tejidos del organismo, no solo en los músculos, algo que hasta ahora era poco conocido. Lo que pretende esta investigación es entender en profundidad de qué manera hacer ejercicio aporta esos beneficios para así poder aplicarlos y mejorar la salud.
En el campo de la inteligencia artificial, cuatro expertos dedicados a los sistemas que imitan el cerebro, han obtenido el Premio Princesa de Asturias. Su trabajo se basa en redes neuronales que utilizan sistemas matemáticos complejos y que podrá aplicarse a la medicina o la tecnología para avanzar en los vehículos autónomos, entre otra multitud de posibilidades.
Así que, mientras la política discute a voz en cuello, la ciencia avanza sin ruido de la mano de centenares de investigadores que realizan un trabajo efectivo. Todos estos científicos trabajan calladamente. Ellos crean la magia que necesita con urgencia la humanidad.
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