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No me lean ustedes el título de la columna con esa cara: «Chochete» es el nombre de la marca de ropa que Soraya, la ex triunfita, se ha inventado inspirándose en los valores de su hija: alegría, valentía y no sé cuántas cursilerías más. Si « ... Chochete» les parece un pelín ordinario, piensen en la posibilidad de que la cantante hubiera tenido un hijo adolescente en lugar de una niña pequeña: entonces, la marca de ropa se hubiera llamado «Huevazos». Porque ellos, los chiquillos, sufren un cansancio extremo que les impide doblar el lomo. Porque ellos, los zangolotinos, están a otras cosas, a sus cosas: a sus comeduras de tarro, a sus preguntas existenciales, a sus revoluciones internas y externas. Porque ellos, los púberes, viven dentro de sus libros, de su música, de su Instagram. Mientras, los progenitores vamos pegando gritos hipohuracanados para que bajen la basura. Exactamente igual que nuestros padres hacían con nosotros. O, por lo menos, conmigo, que servidora no se hacía la cama sin una orden judicial.
Otra ex triunfita, Chenoa, también sacó una línea de ropa donde destacaba una sudadera gris con la leyenda «Yo en chándal no salgo más». Pues debería: este año, Chenoa va a presentar la gala de Nochevieja de Televisión Española junto a Florentino Fernández, y hay un clamor popular para que lo haga vestida con el chándal con el que apareció ante los medios cuando Bisbal la abandonó. Apoyo la moción: es la prenda perfecta para despedirnos del año en el que fuimos abandonados a nuestra suerte. Menos mal que, en medio de este desamparo, algunos contamos con tíos huevazos o con tías chochonas, grandes como templos, que se nos echan encima y nos comen a besos. Aunque les cueste hacerse la cama.
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