La tolerancia, la justicia y la solidaridad han contribuido a sentar las bases para hilvanar el patrón de las alianzas mundiales entre regiones, como la ... de Estados Unidos y la Unión Europea, en el marco del derecho internacional, el multilateralismo y la defensa de los valores compartidos.
En un proceso que lleva en marcha 80 años, la UE ha logrado transformar todo un continente por y para la paz, la estabilidad y la libertad; y ha conseguido convertirse en el mayor mercado único del mundo a la vez que brinda ayuda y asistencia al desarrollo para millones de personas. Por su parte, EE UU ha cristalizado su hegemonía económica y militar, y en lo que a política exterior se refiere, sus presidentes nos han tenido acostumbrados a velar, en parte, por la seguridad europea.
Sin embargo, en ocho semanas, el viraje brusco dado por Donald Trump a la Administración estadounidense, en particular con relación al apoyo al agresor neoimperialista Vladimir Putin en la guerra de Rusia contra Ucrania, abre la puerta a una nueva era de conquista y reparto de territorio que resquebraja el orden mundial. Aunque la estrategia de Trump pueda a veces parecer opaca e impredecible, la de Putin es, por lo pronto, la de avanzar en su proyecto imperial ruso empezando por Ucrania.
Estamos ante una amenaza existencial, tanto para Ucrania como para la UE
Ciertamente, hay que asumir que durante demasiados años Europa ha dejado su seguridad y su defensa en manos de una superpotencia situada al otro lado del Atlántico; un poder que, hoy por hoy, ha demostrado, por una parte, no dar el valor que damos los europeos a las alianzas y, por la otra, discrepar en valores que dábamos por consensuados. Esta es la enseñanza que debemos sacar de la crisis en laque nos han metido Putin y Trump; un conflicto al que hay que reaccionar sin más demora para sobreponernos y actuar unidos. Es hora de dar un paso al frente y aumentar las capacidades europeas en seguridad y en defensa, porque solamente nosotros –la ciudadanía europea– sabemos qué es lo que más nos conviene y por qué y, para empezar, contamos con una frontera terrestre entre la Unión Europea y el agresor ruso de unos 2.300 kilómetros.
Ante este horizonte, España ha propuesto en Europa trabajar con una visión completa de la seguridad, que cuente con factores militares y de defensa, pero también de resiliencia, de refuerzo de las infraestructuras energéticas y de transporte, y con respuestas a la crisis climática. La amenaza que llega de fuera es militar y económica, pero la que nace de dentro de nuestros propios países es la del auge de la ultraderecha y de preceptos opuestos a los valores de nuestra Unión y preocupantemente alineados con los de aquellos que pretenden intimidarnos. Por ello, hay que abordar el conjunto, como bien público, en beneficio de los y las europeas.
Además, la materialización de la amenaza rusa que se asoma a los estados bálticos, Polonia o Finlandia no es la misma que la que acucia a la península ibérica, aunque pueda tener el mismo origen. Los primeros pueden verse necesitados de material de defensa propiamente, y los segundos afectados por actividades delictivas relacionadas con el cibercrimen y el terrorismo que hay que contrarrestar con más protección civil, por ejemplo.
Para que la Unión Europea logre una mayor autonomía en el ámbito de la seguridad y la defensa vamos a necesitar fondos, idealmente, del Marco Financiero Plurianual y mancomunar el gasto, como parece que va a proponer la Comisión Europea en su Libro Blanco presentado oficialmente en la Cumbre Europea. En este sentido, una estrategia de adquisición conjunta de material por parte de la CE debería emerger como la alternativa más eficiente y rentable para fortalecer la defensa del bloque, como se hizo durante la crisis del covid-19. Habrá que perfilar cuestiones importantes como cuadrar la ecuación financiera, que haya presupuesto para esta cuestión y para aquello en lo que la CE ya se ha comprometido, definir qué partidas podrán adquirirse, aclarar el origen de las compras, así como el de los suministradores y de los fabricantes.
Sabemos que estamos ante una amenaza existencial, tanto para Ucrania como para la Unión Europea. Sin embargo, la Unión sigue comprometida con el fortalecimiento del orden multilateral y con una paz justa y duradera en Ucrania, porque de lo contrario, la puerta de la conquista y reparto de territorio quedará abierta a futuras agresiones. Durante decenios, la Unión ha trabajado por la seguridad comercial, medio ambiental o internacional. Hoy es la hora de velar también por nuestra propia seguridad, la europea.
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