La presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, presidió en la tarde de ayer en Riojafórum la Mesa Regional para la Reconstrucción Económica de La Rioja, un nombre justo para el hercúleo esfuerzo que tiene que hacer la región si aspira a salir de ... esta terrible crisis económica a la misma velocidad y con el mismo acierto que las comunidades más dinámicas.

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El objetivo es acordar la hoja de ruta para recuperar todo el tiempo perdido y salir cuanto antes de él, «repensando» el modelo productivo de la comunidad, reforzando los servicios públicos e impulsando políticas de protección social.

Hasta alcanzar ese pacto, al que por el momento renuncia a sumarse el PP, las soluciones de urgencia pasan inevitablemente por dos vías: facilitar liquidez y crédito a las empresas para que puedan reanudar la actividad, y prolongar la vigencia de los expedientes de regulación de empleo (ERTE) más allá de que concluya el estado de alarma.

Sobre la primera cuestión, dos matizaciones. No se ha implementado una política fiscal que favorezca de forma audaz a las empresas y a los autónomos. El pago de los impuestos nacionales y autonómicos se ha aplazado, no se ha condonado y, aunque el confinamiento les haya impedido obtener ingresos, tienen que liquidar el IVA, por ejemplo. Además, y descontando los avales estatales a los préstamos del ICO, que avales son y en eso se quedan, no se han anunciado ambiciosos planes de inversiones que inyecten dinero de forma potente en la economía. Y desde la Unión Europea nos va a llegar un generoso flujo de fondos. Pero, claro, la cuestión está en cómo se gastan. Si se hace con el equilibro suficiente para no ceder la parte del león a la economía subvencionada en detrimento de la productiva.

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No solo la UE. En justicia hay que reconocer a las entidades bancarias que no se han puesto de lado en esta crisis. Ni con los empresarios ni con los trabajadores afectados por los ERTE, a los que adelanta el pago del desempleo. Aunque la medalla se la cuelgue de forma inmerecida el Gobierno: son miles los que sin haber cobrado sus ERTE ya han vuelto a trabajar. Además, lo que no está claro es hasta qué plazo se van a prorrogar estos procedimientos que custodian los empleos y no condenan al cierre a centenares de empresas. Según el día, según el medio, según la mitad del Ejecutivo que hable la extensión de los ERTE va hasta septiembre o se adentra en el otoño. Por lo tanto, falta certeza. Y la inseguridad impide emprender el camino hacia la reconstrucción.

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