Castellano, ética y coherencia

La diligencia con la que se atienden desde Madrid las excéntricas propuestas que la periferia independentista plantea para medir la maleabilidad del Ejecutivo resulta inaudita. Casi tanto como la docilidad de los diputados de las bancadas socialista y podemita, incapaces de afear a sus dirigentes ... la astracanada de aceptar la moción de ERC para modificar el proyecto de reforma de la LOMCE y eliminar la referencia al idioma castellano con la acotación «lengua oficial del Estado» así como su consideración como «lengua vehicular». La representación riojana en tal nómina pública tampoco se ha exhibido a la altura de la tierra a la que representan y que lleva su nombre íntimamente ligado al del idioma que hablan todos los españoles y otros más de 500 millones de personas en el mundo. Los argumentos de los diputados Pedraja y Cuatrecasas huelen a prontuario y visitan lugares comunes trasnochados: guerra cultural, plurilingüismo, diversidad. Como las reflexiones del consejero del ramo, Pedro Uruñuela. Unas y otras carecen de la mínima sensibilidad en la defensa del idioma español exigible a cualquier representante político riojano. Por coherencia y por ética.