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En todas las casas cuecen habas y en la mía, a calderadas. Es lo que dice uno de los proverbios de nuestro cruel refranero. Que esto no va bien es cosa que, salvo nuestro presidente Sánchez, nadie niega. Mires la ratio que mires, el hacerlo ... te da escalofríos. Que España se está gastando el dinero que no tiene es cosa archisabida; que esto parece no importar demasiado a nuestros dirigentes, que cubren sus vergüenzas alegando que España irá mal pero hay otros países que van peor, también lo es.
Es cierto, para qué negarlo, que a este Gobierno le están viniendo las cosas más que torcidas. Pandemias, volcanes, guerras... Todo son desgracias, pero todas esas desventuras lo único que hacen es confirmar que la primera política del Ejecutivo debiera de ser la de pasar por la puerta del menos gasto. ¿Un ejemplo?, nuestro sistema de pensiones. Nuestra envejecida población está formada cada vez por más pensionistas y por menos cotizantes. Lex vitae. Actualmente cada pensionista está sostenido por dos afiliados a la seguridad social. La cifra asusta. Gastamos mucho y producimos poco. Gastos e ingresos. Solo en uno de estos dos conceptos tenemos inmediata capacidad de actuación. A corto plazo es más fácil actuar sobre los gastos que sobre los ingresos.
He leído que el IEE (Instituto de Estudios Económicos) estima que la economía española podría reducir su desembolso en un 14 % y seguir ofreciendo al ciudadano el mismo nivel de servicios. La cosa está clara, si queremos evitar darnos la bofetada padre, tenemos que ahorrar. De no hacerlo así... gota a gota el mar se agota.
Gastar menos. ¿Otro ejemplo? Los partidos políticos solo en el primer trimestre de este año han recibido en subvenciones casi quince millones de euros. Casi trece millones de euros en concepto de «funcionamientos ordinarios» y otros setecientos mil en «seguridad». ¿En seguridad? Sí, en seguridad.
Y mientras seguimos despilfarrando en ministros, ministerios y ministrables, la subida de los precios se ha descontrolado siendo ya treinta y cinco las provincias que hace cuatro días superaban el diez por ciento de inflación.
¿Otro más? De seguir así, el sector público acabará por comernos. Y como para muestra un botón, han de saber que desde el primer trimestre de 2018 (antes de la llegada del señor Sánchez) hasta el primer trimestre de 2022, se han incrementado en unos trescientos mil los empleados en este sector. Resumiendo, que el 30% del empleo creado en la era Sánchez se debe a la creación del empleo público. ¿No es una barbaridad?
Mal... mal... Pero tranquilos porque nunca pasa nada y si pasase pues se le dice a la señora Calviño que vuelva a llamar a la puerta de Europa y que les pida otro paquete de miles de millones. ¡Que somos 'mu gastadores'! ¿El peligro? Pues que un día se haga bueno aquello de «contra el vicio de pedir, la virtud de no dar». Pero, ¡bah!, mientras el cuerpo aguante...
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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