¿Por qué resulta tan molesta la concertada?

Los trabajadores de la concertada estamos hartos de que se nos juzgue con estereotipos. Cumplimos escrupulosamente la legalidad que regula los procesos de nuestra labor, igual que los públicos. Educamos, como los públicos, en valores democráticos, cívicos, críticos, humanos y, ante todo, respetuosos con la diversidad entendida como riqueza y oportunidad de aprender y compartir. En nuestros centros se ve diversidad de razas, religiones, procedencias...

Si siguen así lo que van a conseguir es que solo puedan elegir los ricos muy ricos y, el resto, no. ¿Eso es justicia social? ¡Viva la libertad de enseñanza! Sí, señores y señoras, solo para los ricos, el resto, a la pública.

Trabajen por una enseñanza pública de calidad, pero que esto no pase por hundir a la concertada; su hundimiento no va a conllevar una mejora de la pública. Nos necesitamos, nos complementamos y, ante todo, garantizamos que las familias seamos libres de elegir. Además, también pagamos impuestos y financiamos con ellos la enseñanza pública.

El aumento de ratio no ha sido más que el golpe de gracia. En nuestro centro, comenzamos el curso sin encontrar solución al transporte de un grupo de alumnos. Luego, acabaron con la subvención al Bachillerato. Y ahora, cuando deberíamos estar más unidos que nunca, ¿nos aumentan la ratio mínima y nos cierran aulas?... ¿Se les ha pasado por la cabeza que podríamos estar ahora buscando soluciones y apoyándonos, sin apellidos (pública/concertada), en lugar de perder tiempo, esfuerzo y energías en esto? Piénsenlo, ilusión, creatividad y capacidad de trabajo no nos falta; todo ello al servicio del bien común es la mejor manera de trabajar por un futuro mejor para todos.