Los dirigentes políticos (independientemente del signo que sean) no dejan de sorprendernos y utilizan verdaderos eufemismos. El gobierno de Zapatero negó hasta límites insospechados la ... crisis y la calificaba como «desaceleración económica»; cuando el gobierno de Rajoy entró a saco con las privatizaciones las llegó a tachar de «externalizaciones». Los partidos tradicionales han llegado incluso a calificar el déficit económico como «crecimiento negativo». Por si fuera poco, el equipo de gobierno de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, rizó el rizo al definir los recortes (esos que tanto criticaba antes de llegar al poder) como «ajustar o reprogramar inversiones». Además, ahora estamos leyendo que al rearme europeo lo denominan «actualización tecnológica de nuestros medios defensivos». ¿Hasta cuándo vamos a aguantar tantos juegos lingüísticos sin caérseles la cara de vergüenza?
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