Mucho se viene hablando de la sanidad pública para que recupere sus mejores tiempos, en tanto se censura la sanidad privada y a los sanitarios que la ejercen, algo que nos parece injusto ya que ambas se complementan y se necesitan, siempre ha sido así ... y no debe cambiar. El problema radica en la Administración, sus cargos públicos no han sabido prever las numerosas, lógicas jubilaciones de los profesionales y la necesidad de la población en su atención, ante el aumento en años de vida, así como el gran repunte de las personas migrantes que lo precisan, y con todo ello el aumento de enfermedades varias.

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      Por otro lado, los profesionales sanitarios precisan ser incentivados a todos los niveles y estar dotados del material médico preciso y no ser explotados como viene sucediendo, principalmente, en la medicina general o primaria. Mientras tanto, los altos cargos públicos y sus asesores perciben buenos sueldos e incluso se les permite el traspaso a puestos directivos en empresas privadas sanitarias cuando cesan en sus puestos públicos.

No arremetamos contra quienes controlan nuestra salud, hagámoslo contra quienes son los verdaderos culpables de la situación que ellos han ido creando desde hace años desde sus puestos políticos.

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