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Señor Willy Toledo. Yo no sabía que usted existía hasta hace unos días en los que un juzgado de Madrid, una jueza en concreto, le ha absuelto de los delitos de ofensa a los sentimientos religiosos de millones de creyentes católicos y de creyentes de ... otras confesiones. Y también de muchos ateos y agnósticos, que son respetuosos con los que piensan distinto y que, en una palabra, tienen decoro y educación. Usted se ha enciscado en Dios y en La Virgen. Ese juzgado madrileño ha hecho prevalecer el derecho a la libertad de expresión. Yo estudié &ndash como miles de comunicadores&ndash de qué va eso de la libertad de expresión, pero nunca lo hemos empleado como patente de corso para tocarle las narices al personal de forma totalmente gratuita e injusta.
Yo no le voy a condenar a usted. No soy quién para hacerlo. Me limitaré a contarle un par de cosas.
La primera es muy breve. Arturo Pérez-Reverte le ha defendido a usted en su ¿derecho? a blasfemar, por aquello de que la libertad de expresión es «sagrada» y absorbente. Asimismo ha dicho de usted que es un miserable. Así, como suena, un miserable. Según la RAE viene del latín 'miserabilis', ruin, malvado, digno de compasión. Eso es lo que me da usted a mí, lástima.
La otra cosa que le quería contar es más larga, aunque también tiene nombre. Se llama Asia Noreen, más conocida como Asia Bibi. Se trata de una mujer católica, nacida en Pakistán hace 49 años, que fue juzgada y condenada ante un tribunal pakistaní por blasfemar. Ha estado en la cárcel desde 2010 hasta el 2018, fecha de su salida de la misma «por pruebas insuficientes». Todo comenzó, amigo Willy, por que en el pueblo donde vivía esta mujer los cristianos eran considerados impuros, por aquello de las castas ¿sabe usted? y se les obligaba a convertirse al Islam. Ella &ndashmujer que tenía lo que hay que tener&ndash contestó a las exigencias de los talibanes: «Creo en mi religión y en Jesucristo, quien murió en la cruz para salvar a la humanidad». Y añadió: «¿Qué hizo su profeta Mahoma para salvar a la humanidad? ¿Por qué debo yo convertirme al Islam y no vosotros al cristianismo?». Resumiendo: fue condenada a muerte. Esta condena provocó la indignación internacional. Amnistía internacional pidió la absolución, el Papa Benedicto XVI también, se hizo una recogida de millones de firmas en todo el mundo y muchos clérigos islámicos también pidieron la liberación de Asia. Yo mismo vi en Roma una gran pancarta que cubría toda la fachada del ayuntamiento pidiendo la liberación de esta cristiana. El Tribunal Supremo de Pakistán la absolvió en el 2018 y anuló la sentencia de muerte en medio, eso sí, de amenazas y protestas de grupos islamistas que pedían su ejecución.
Amigo Toledo, me limitaré a hacerle una pregunta. Ese desparpajo del que usted presume por su condición de ateo, son sus propias palabras, ¿se atreverá a tenerlo con otras confesiones religiosas que no sean la católica, como por ejemplo el Islam, habida cuenta de que en España al día de hoy la población de musulmanes roza los dos millones, cada uno de ellos hijo de su padre y de su madre, y de tantos orígenes y costumbres tan variados? No le pido a usted que blasfeme en Alá y en Mahoma su profeta ¡faltaría más! Solamente le pido que cuando usted lo hace en Dios y en la Virgen piense que me ofende a mí, me molesta a mí, me indigna a mí, y creo que el mismo derecho a la libertad de expresión que le asiste a usted para molestarme a mí me asiste a mí también para decirle que usted no contribuye en nada en el buen entendimiento que tanto necesitamos hoy los españoles.
Si usted no puede &ndasho no sabe&ndash hablar bien de los demás, vuelque su amargura con un silencio respetuoso que todos agradeceremos.
Atentamente,
Justo García Turza.
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