El carrusel que no deja de girar

Por lo demás, el cambio tiene su lógica. Teniendo en cuanto lo que le toca al PSOE de aquí a mayo (remontar una tendencia que ahora mismo no le augura mucha felicidad), que el secretario de organización del partido tuviera otro cargo institucional no parecía de recibo. La fontanería electoral pesa mucho y ocupa mucho.

Arrancando por lo más urgente, terminar de cerrar la incógnita de Logroño. Pese a que tanto Marrodán como Andreu no han dudado nunca en dar su apoyo público a Hermoso de Mendoza, él se sigue dejando querer con una exigencia muy claramente expresada: que su equipo le acompañe; es decir, tener la última palabra sobre la lista. Y eso aún esta por ver.

Por lo demás, se va Marrodán de la Delegación dejando lo que se debe, es decir, perfil bajo y poco desliz en un cargo de más peso institucional del que parece. Por mucho que a uno le duela oír a la máxima responsable de las fuerzas de seguridad llamar irresponsables a los periodistas que, qué cosas, intentan hacer su trabajo contando las cosas que son tal y como son. Exabupto además extraño en ella. Pero en fin.

Lo que sigue mientras tanto dando alegrías sin fin a los comentaristas de lo público es el eterno carrusel en el que vive instalada la presidenta Andreu. Demasiado tiempo, se diría, llevaba ya sin mover alguna silla. Y aunque sea por causas, repito, entendibles, la cosa es como es: este será el tercer delegado del Gobierno en tres años, y el cuarto director general de vivienda. Seguimos llevando la cuenta de los cambios mientras llamamos al del Guiness: esto tiene que ser un récord.