El carretón

Si algún joven lee estas líneas y es la primera vez en que oye parlar de esa muy sana y aventurera tradición citada, añorará todavía mucho más esos tiempos si hojea alguna obrilla de folclore español y tropieza suavemente con esta generosa y delicada copla: «Cuatro casas tiene el pobre/ que no tiene el duque de Alba:/ la cárcel y el hospital,/ la Bene y la Casa Santa». El mancebo habrá comprendido inmediatamente por qué todavía en la actualidad hay quien añora en nuestra amada patria aquellas tradiciones históricas. Al fin y a la postre, los menesterosos poseían más mansiones que los ricos (y con más metros cuadrados incluso). Qué fortuna.

En estos días, las cerezas van disminuyendo en los pueblos y hasta ha granizado. Por mi parte, voy a hacer ratafía de nuez (licor de ese fruto, para entendernos); ha sido costumbre elaborarlo a partir de nueces recogidas por san Juan, como lo del carretón. He tomado la receta del libro 'La cocina popular de Navarra', voluminosa obra de Víctor Manuel Sarobe Pueyo, que contiene numerosas fórmulas «transmitidas en el propio hogar de madres a hijas», según expresión del propio autor.

No sé en qué fase de la desescalada me dicen que me encuentro; me ocurre lo mismo que con las dinastías faraónicas. Me he fijado en que por el cielo de mi pueblo no se ven ahora apenas rayas blancas de esas que dejan los aviones, de manera que el firmamento se muestra más o menos de limpio como en el siglo XVII: tengo que preguntar a Micaela, la directora del Archivo Histórico Provincial, por si entre sus legajos los investigadores de esta autonomía han hallado algún testimonio de aviones en La Rioja por esos años. Lo escribo porque acaso esa documentación demostraría la preeminencia histórica de esta comunidad, comparable a la de Navarra y País Vasco, por ejemplo, y se la tomaría en Madrid con tanta seriedad, por lo menos, como a las dos citadas. Así en esta bella tierra se acabaría la política del carretón.

Nota. Una vez que salgas de casa, procura volver a ella siendo mejor persona que cuando te fuiste (aforismo atribuido tanto a san Francisco de Asís como a Carlos Marx).