Carnes arriba

Tabarra política al margen, vivimos mejor que nunca. No tiene que venir Pinker a decirlo. Claro que habrá gente que viva peor. O que nunca podrá comprarse una casa. Que la clase media empieza a ser un animal mitológico. Un unicornio. Pero vivimos más y ... mejor, tenemos más dinero, menos hambre, más vacunas (aunque muchas hayan desaparecido en el triángulo de Andalucía), menos enfermedades, menos violencia, menos guerras, más guarras. Más pan. Si cuando éramos pequeños sólo sabíamos que había un pan negro que tomaba la abuela de Pedro en 'Heidi', ahora tenemos pan de masa madre, que suena a baño maría pero es más moderno. Y disponemos de toda clase de panes negros, cosa que escandalizaría a la abuela de Pedro. Como un amigo que fue a Suecia y vio a todos esos hombres guapos, altos y rubios que se alimentaban sin remilgos de carne y leche, entre otros productos estigmatizados. «Y nosotros comiendo quinoa porque queremos ser peruanos». El señorito consentido de Gil de Biedma se dio cuenta ya carlanco de que la vida iba en serio. Lo suyo no es más poético que el dicho murciano: «La gracia de mi hijo Roque, que a los treinta años dijo 'abercoque'».