Navidad también es estar cerca de quien nos necesita
Necesitamos un golpe de timón que rompa con el simultáneo crecimiento de la riqueza y de la desigualdad
Carmelo Juárez
Jueves, 19 de diciembre 2024, 21:12
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Carmelo Juárez
Jueves, 19 de diciembre 2024, 21:12
En un marco navideño especialmente propicio para estar sensibles con la realidad que nos rodea, la Fundación Foessa ha presentado su avance de resultados de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales, un nuevo estudio sobre la pobreza y la exclusión social. El estudio compara ... la situación en 2024 con la que se producía en 2007, cuando se produjo la crisis financiera. En la comparación, la tasa de exclusión social se sitúa hoy en el 19,3%, muy por encima de 2007 (16,4%). Esto supone que en España hay 9,4 millones de personas en situación de exclusión social, de las cuales 4,3 millones se encuentran a exclusión social severa. Esta cifra supone un aumento de casi un 40% desde 2007.
En el periodo que se analiza ha sido positivo el aumento del empleo, del número de personas ocupadas y de la población activa. Sin embargo, ese crecimiento ha sido dual; aunque se crea empleo estable e integrador también se crea mucha ocupación en sectores con baja remuneración y estabilidad. El resultado es que el crecimiento no ha sido suficiente, de modo que sigue habiendo un alto desempleo y una de cada tres personas paradas están en situación de exclusión social severa. Además, la inestabilidad y los contratos parciales y de baja remuneración han llevado a que personas con empleo se encuentren en situación de pobreza económica, encontrándose con situación de exclusión social uno de cada diez trabajadores.
La exclusión social tiene un perfil generacional. Por un lado, es decreciente entre los mayores de 65 años mientras que la juventud y la infancia viven un periodo de crecientes dificultades. Así, la exclusión social severa en la infancia es ahora del 15,4%, más del doble que en 2007 (7,2%) y entre la población joven de 18 a 29 años, que ha pasado del 6,4% en 2007 al 11% en 2024.
Especialmente significativo es la situación de la vivienda. Más de 4,6 millones de hogares tienen dificultades relacionadas con el acceso y el mantenimiento de la vivienda en 2024. El gasto excesivo en esta partida afecta a 2,7 millones de hogares, por lo que el 14,1% de las familias se sitúan en la pobreza severa tras pagar la vivienda y los suministros. Los hogares con menor renta dedican hoy más del 70% de sus ingresos al pago del alquiler (era el 48% en 2007). El esfuerzo para mantener un techo ha aumentado en casi un 50% en las familias con menos recursos
Los perfiles de mayor riesgo de exclusión social se observan en las familias monoparentales (29%), con menores de 24 años (24%), y aquellas con alguna persona con discapacidad (24%).
Esta situación se da en un entorno económico que, tras superar la crisis financiera y el fuerte impacto del covid, ha supuesto un crecimiento económico sostenido incluso por encima del de países de nuestro entorno. Es decir, a la vez que aumenta la riqueza crece la desigualdad social, lo que demuestra que la pobreza y la exclusión social no son solo el efecto de la crisis, sino el resultado de nuestro modelo económico y social.
Desde entidades como Cáritas, que nos dedicamos a atender a los más vulnerables, estamos paliando estas consecuencias en la medida de nuestras posibilidades, aunque cada vez se hace más difícil. Estos días lanzábamos nuestra campaña de Navidad y pedíamos la colaboración de toda la sociedad riojana para que nos sigan ayudando porque nuestro déficit también va en aumento, como la desigualdad. Pero este es un reto que no sólo se debe paliar, necesitamos un golpe de timón que rompa con el simultáneo crecimiento de la riqueza y de la desigualdad.
El informe identifica unos desafíos relevantes en el diseño de las políticas que, basadas en un enfoque de derechos, contribuyan a la mejora de nuestro modelo de desarrollo social. El primer reto estaría en el fortalecimiento y el desarrollo del sistema de garantía de ingresos mínimos que alcance a todas las personas con cuantías económicas suficientes para garantizar el derecho a un nivel de vida adecuado, además del fortalecimiento de nuestro sistema de protección social. También, dado que el mercado protege del riesgo de exclusión, se ha de diseñar políticas que permitan que todas las personas tengan unas condiciones de vida dignas, independientemente del mercado del empleo.
La garantía del derecho a la vivienda, agua y energía están en la base del acceso y protección a otros derechos fundamentales. Por ello se hace necesario reorientar, ampliar y reforzar las políticas sociales de vivienda que favorezcan el acceso a una vivienda adecuada de todas las personas y familias, en especial de las más vulnerables.
Se ha de superar, por otro lado, el déficit en inversión social en infancia y políticas de familia, así como reforzar la inversión en políticas educativas, culturales y de salud que contribuyan a la inclusión de las personas con menores ingresos.
Las direcciones están claras. Como dice el lema de nuestra campaña, «Navidad también es estar cerca de quien nos necesita». Pongámonos a ello.
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