En mitad de un valle helado

Elegir el momento, ponerse en marcha, actuar o esperar un poco más es plantarse siempre frente a una encrucijada. Hay quien requiere de mucho tiempo para pronunciar una palabra, como el coronel de la novela de García Márquez: «Necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante». Pero Sánchez es un gran depredador y ha demostrado muchas veces que se mueve por instintos. Acaba de estar en Marruecos y allí charló de forma informal con la prensa para lanzar un mensaje: «Tengo todo el tiempo del mundo»; es un genio del suspense. Después, en medio del escándalo del amigo Koldo y con los resultados gallegos todavía frescos como un pulpo en el cubo de un mariscador, estuvo con Juan Antonio Bayona en los estudios de Netflix en los que se rodaron varias escenas de 'La sociedad de la nieve'. Aunque no se explica en la película, Nando Parrado lo ha contado muchas veces: después de sobrevivir durante dos meses gracias a la carne de sus compañeros muertos entendió de forma repentina que se acercaba el momento en el que tendrían que usar los cuerpos de su madre y de su hermana.

A veces es necesario un deslumbramiento así, un impacto súbito como el que golpeó a Parrado y que fue el que le impulsó a ponerse en marcha junto a Canessa en la expedición desesperada que al final logró salvarles la vida a todos. Es la paradoja de la acción si el camino que se emprende hacia el futuro no es más que una reacción contra el presente, pero ante esa clase de conmoción se asume sin problemas que es mejor lanzar los dados de la muerte antes que comer el cuerpo helado de tus familiares. A Sánchez, atrapado durante semanas en el valle gélido de sus socios de gobierno, por el momento no le está importando mucho ir devorando los restos de su partido.