La Marcha Radetzy

Garrido respondió con el argumentario porque es algo que usan todos los partidos para evitar contradicciones, pero no deja de ser triste haber cambiado la grandeza de los estadistas por esta monotonía gris de los burócratas. Me da un poco de pena todo, yo miro a esta generación de políticos y lo que veo es a intérpretes de libretos, obedientes y sumisos al dictado del de arriba que a su vez sigue los dictados del de arriba y así hasta llegar a esa larga mesa de madera en la que unos asesores discuten, mordisquean lápices, borran párrafos y teclean frases nuevas que salen por la impresora.

El argumentario es la camisa de fuerza de la originalidad y el pensamiento libre en política. A veces surgen voces discordantes y por eso de repente aparece algún barón territorial dando grandes titulares con la cara enrojecida, pero nunca pasa nada y yo he llegado a pensar que eso es parte del guion, disidencia controlada; la auténtica discrepancia se corta de raíz cuando aparece de verdad, a veces en forma de acta notarial. Pero en política es difícil prosperar si no se obedece, y por eso andan todos vigilando de reojo a ver quién se sale del guion. Para eso va muy bien tener un argumentario, para pisar terreno firme y no explotar ninguna mina: han renunciado a la libertad para conseguir seguridad, lo que es un poco el signo de nuestro tiempo.

Leer los folios que debía utilizar Pilar Alegría ha sido como abrir un juguete y observar su mecanismo, y esa contemplación siempre le deja a uno mustio porque algunas cosas es mejor no comprobarlas. En todos los partidos hay personas competentes que no necesitan el mail de cada mañana para ordenar sus pensamientos y yo conozco a unas cuantas, pero la verdad es que así es como funciona hoy la comunicación política en España: portavoces, ministros, secretarios de estado o miembros de las ejecutivas aplaudiendo todos al mismo compás, como cuando suena en Año Nuevo la Marcha Radetzky en Viena.