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Orson Welles decía que tener o no un final feliz dependía de dónde decidieras detener la Historia. Es una frase interesante porque en el fondo sugiere que, si esperas lo suficiente, todo se acaba yendo a la mierda. Por eso controlar el calendario, manejar el ... ritmo de los meses y los días es una facultad muy valiosa si se sabe utilizar, y ese es el viejo motivo por el que se adelantan elecciones o congresos federales. Nicolás Maduro acaba de adelantar la Navidad en Venezuela para desviar la atención de su fraude electoral y también para imponer una narrativa; es la manera de decirle a los ciudadanos que ya ni siquiera el tiempo les pertenece. Aunque el titular es extraordinario, en realidad el siniestro estafador de Miraflores no adelanta las fechas navideñas sino el periodo de celebraciones que las rodea y en el que el chavismo suele repartir ayuda por los barrios marginales; es el populismo en una de sus expresiones más tradicionales: limosna en el arrabal.
«Es septiembre y ya huele a Navidad y por eso este año, en homenaje al pueblo combativo, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar la Navidad para el 1 de octubre». Lo dijo Maduro pero podría encajar en cualquier discurso de Abel Caballero porque el alcalde gallego es un hombre tan cautivado por la magia de esas celebraciones que en Vigo llevan desde el 30 de julio con el montaje de la iluminación navideña. En La Rioja nunca hemos corrido tanto, sólo vemos al Papá Noel de Muro del Carmen, que aparece para hacer su guardia estival en cuanto llegan los décimos de Navidad. Eso es todo, aunque lo más raro que hemos vivido aquí trampeando el calendario fue aquel año en el que la plaza de toros de Logroño acogió la 'Oktoberfest' en primavera en lugar de otoño: «Con aroma a costillas, a salchichas y a codillos la fiesta continuará hasta el domingo y se volverá a retomar el próximo jueves para finalizar el 2 de mayo»; así relató el periódico esa particular distorsión riojana del espacio- tiempo.
Desde hace más de 20 años los universitarios de Salamanca celebran la Nochevieja el 15 de diciembre, y hay un pueblo de Granada en el que las uvas se comen en agosto. Ya dijo Einstein que el tiempo es una ilusión, y cambiar el curso natural de las cosas como intenta hacer Maduro es una estrategia de poder en un mundo que tiene hoy una cierta pulsión de adelanto. Vivimos anticipando los acontecimientos, secuestrándolos del futuro porque de una manera instintiva sentimos que ahí, justo en el umbral del suceso -en el milímetro que separa dos labios a punto de tocarse, en la carrera del futbolista hacia el punto de penalti, en la duermevela infantil de la noche de Reyes- es donde habita la auténtica felicidad.
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