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En la redacción la Navidad comienza el día que Charly Ferrer entra silencioso, con ese andar suyo mágico que tiene y que es como si no levantara los pies del suelo, y saca muy despacio del bolsillo el taco de participaciones de lotería de la ... Cofradía del Santo Sepulcro. No le hace falta decir gran cosa, sonríe y mira lentamente al personal, que vamos a sus brazos igual que niños pequeños corriendo al encuentro de Papá Noel. A mí me da igual si toca esa participación, lo que yo espero es que Charly siga siendo durante décadas nuestro particular calvo de la Navidad porque los ritos han de tener un principio y un final, y su visita es un acto imprescindible para dar comienzo a todo lo que llega después. Esta aparición marca para mí y para muchos compañeros el inicio del ciclo de tradiciones navideñas, porque además Charly es de los apresurados y se presenta siempre antes de que cada año empiece a sonar por el mundo la matraca de Mariah Carey con su 'All I want for Christmas is you'.
Esta jubilado, ya no redacta noticias, pero Charly se mantiene fiel a su compromiso y viene año tras año porque yo creo que conoce su papel inaugural y lo ejerce con la satisfacción y la solemnidad del juez de pista que dispara la pistola en la salida de la maratón. Esta tradición persiste pero otras van cambiando, como la presencia del espumillón que se extingue en esta nueva era de luces LED de colores. Las lucen dan siempre mucho juego y gracias a ellas Españita se convierte por un rato en el escenario chiflado de la competición cateta de alcaldes que rivalizan por el árbol más grande o la estrella más luminosa. Esto a su modo vergonzoso también se ha convertido ya en una tradición, aunque la costumbre riojana es diferente y aquí la práctica habitual consiste en protestar por la pobre iluminación de las calles logroñesas con ese ánimo tan particular que mezcla la tristeza con la indignación. Ocurre ahora con las luces igual que con la programación de Actual o los conciertos de San Mateo y lo atestigua la sección de 'El teléfono del lector', compendio de maravillas.
Yo soy un gran partidario de la Navidad y todo lo que la rodea, y no tengo el menor problema en incorporar nuevas tradiciones si son dulces como el panettone, que se ha instalado ya en nuestras vidas con toda su rotundidad esponjosa. Pero España es diferente, aquí cada invierno el villancico más viral es el de Leticia Sabater y hay gente que felicita estas fiestas mal, con resquemores y complejos tenebrosos en la cabeza. Lo ha hecho el rector de la Complutense con una postal en la que aparece una hoja seca y esta frase: «El fin del otoño abre paso al nuevo año con deseos de paz, renovación y prosperidad». Frente a ese chiste, la elegancia del Instituto Cervantes: una postal deseando feliz Navidad y próspero año nuevo en castellano, gallego, euskera y catalán junto a estas líneas del poeta Ángel González:
«No fue un sueño,
lo vi:
La nieve ardía».
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