Borrar
Anecdotario

Una casualidad tristísima

Domingo, 29 de diciembre 2024, 10:29

La Navidad es una rebelión contra la modernidad porque lo que se celebra estos días es el amor y la familia. Hemos adornado tanto el árbol que cuesta ver las raíces, pero ahí, tras el brillo chispeante del gran oso navideño de la zona peatonal, ... entre la marabunta de gente que compra, bebe y festeja, hay un mensaje que remite a esos valores tan poco contemporáneos: amor, unidad, paz, familia y alegría. Dice Jesús Carrasco en su última novela que el sentido de la vida tiene forma de testigo, «como el que llevan los corredores en las pruebas por equipos. El testigo que recorre el tiempo es el amor. Si hemos sido afortunados en la vida, recibimos ese amor de nuestros padres y se lo entregamos a nuestros hijos, a nuestros hermanos y amigos. Y eso es todo». La Navidad es el momento de hacerlo porque ahora se nos presentan los recuerdos más vivos que en ningún otro momento, y por eso de repente yo me veo entrando a todo correr a una casa caliente en la que huele a comida y hay barullo, gente que va y que viene, abrazos, espumillón, un nacimiento gigante, las manos de mis padres quitándonos los abrigos, las manos de mis abuelos haciendo garrapiñadas y partiéndonos turrón; las manos que dejaron en las nuestras el testigo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Una casualidad tristísima