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Aquella rueda de prensa la estuvimos comentado durante bastante tiempo. Fue hace un par de meses, cuando cinco o seis personas (no cabían más en la mesa) analizaban los retos a los que se enfrenta la economía de La Rioja a corto, medio y largo ... plazo. Presentaron estudios llenos de datos, gráficos y previsiones y, entre la esperada colección de titulares sobre el déficit de nuestras infraestructuras o los riesgos que plantea un escenario mundial repleto de incertidumbres, iban repitiendo un mantra amenazante al modo de Salvatore en 'El nombre de la Rosa': «Retener el talento... retener el talento...». Pasaban diapositivas, se cedían el turno unos a otros y de nuevo a cada rato volvía a sonar esa frase; alzaban la mirada y la decían apuntando a algún lugar invisible con el dedo arrebatado y tembloroso como el de E.T. cuando señalaba a las estrellas.
Ocurrió en esa rueda de prensa pero la escena ya la habíamos vivido antes porque cuando se fabrica un eufemismo es para utilizarlo y hacerlo resonar por todas partes como niños con un tambor. No sé quién lo habrá creado, quizá alguno de esos hipnotizadores de LinkedIn porque los 'coaches' empresariales siempre andan enredando al personal con la telaraña de su neolengua. Así han convocado el concepto, una idea sencillísima libre de responsabilidades, sin sujeto y con una palabra preciosa en torno a la que orbita todo: «talento». Hay que aplaudir a estos genios de la orfebrería verbal, las maravillas que inventan para ocultar lo sustantivo y evitar decir «salario». Es como lo que hacía Laudrup cuando conducía el balón: fijaba sus ojos en la grada y de repente metía un pase mortal hacia otro lado sin mirar, golazo.
La polémica sobre la suspensión temporal de las sanciones a las residencias procede del mismo asunto: una sencilla cuestión de condiciones laborales. No encuentran trabajadores porque se van a otros sitios donde les pagan mejor, y pasa en ese sector como en el de los programadores informáticos, los hosteleros, los ingenieros o los médicos. Lo publicó este periódico con una contundencia que conviene recordar: La Rioja ya es la región de España con peores sueldos en todos los estratos profesionales.
Volveremos a escuchar la frase, presentarán estrategias ilusorias para retener el talento y habrá charlas, talleres, cursos y jornadas, pero mientras no se quiera plantear la realidad de un mercado laboral con condiciones anémicas La Rioja seguirá centrifugando trabajadores que buscan en otro sitio lo que aquí no se les da. Recuerda al chiste de Woody Allen sobre que el universo se expande pero en Brooklyn no se nota, porque los sueldos mejoran pero aquí en La Rioja, no.
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