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Yo nunca he llevado un diario, pero cuando esta semana Israel invadió el sur del Líbano y después Irán lanzó cientos de misiles balísticos sobre Tel Aviv pensé en lo que plasmó Kafka en el suyo en la antesala de la Primera Guerra Mundial. Lo ... escribió el 2 de agosto de 1914: «Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la noche fui a nadar». Recordé esa entrada de su diario porque hoy otra vez la guerra extiende su sombra helada sobre el mundo y yo he hecho como Kafka, olvidarme del asunto y salir a cenar con unos amigos. Pisé una baldosa suelta y me salpiqué hasta la rodilla, y entonces ya las bombas y los muertos se me fueron de la cabeza y seguí andando mientras me limpiaba el vaquero, totalmente indiferente al enésimo fin del mundo que este mes ocurre en Oriente Medio.

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larioja Una baldosa suelta