El auge de la compraventa de viviendas en España, que en septiembre alcanzó su mayor nivel desde la crisis financiera de 2008, es consecuencia de una demanda auspiciada por la pandemia a la luz de las nuevas necesidades detectadas por las familias tras los confinamientos, ... así como de la ejecución de operaciones paralizadas por ella. Ese tirón, iniciado hace meses, se ve favorecido por la recuperación de la economía, el fuerte aumento del ahorro durante la crisis sanitaria y unos tipos de interés en mínimos que abaratan los créditos y hacen más atractiva la inversión en el 'ladrillo'. La fortaleza del sector inmobiliario denota confianza en el futuro y favorece tanto el consumo como la creación de empleo. Por contra, presiona al alza unos precios ya inaccesibles para algunos sectores, con el riesgo de que una escalada fuera de control acabe por crear una 'burbuja' de consecuencias impredecibles, pero en todo caso negativas. Tras la experiencia de la recesión previa al virus, los ciudadanos y la banca habrán de extremar la prudencia en la firma de préstamos en medio de una inflación desbocada que puede anticipar una subida de tipos y alterar sustancialmente los escenarios hoy imaginables.
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