Candidato sin mayoría
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La sesión acabó en tal tono de ruptura entre Sánchez e Iglesias que su distanciamiento parece irreparableEl candidato a la investidura, Pedro Sánchez, expuso ayer su programa de gobierno sin definir la mayoría parlamentaria con la que desearía alcanzar la presidencia. El breve mensaje con el que se dirigió a Unidas Podemos fue seguido de la llamada a PP y a ... Ciudadanos para que se abstengan en segunda votación. Una doble invitación que recordó el propósito anunciado por los socialistas tras las elecciones del 28 de abril, de gobernar en minoría mediante una política de alianzas de «geometría variable». Doble invitación que suscitó incomodidad en Unidas Podemos y entre los eventuales apoyos que una alianza de izquierdas podría obtener entre los nacionalistas y los independentistas; al tiempo que redobló la dureza de Pablo Casado y Albert Rivera en su contestación a Pedro Sánchez.
El líder socialista insistió ayer en que la responsabilidad obliga a PP y a Ciudadanos a evitar una situación de «bloqueo» cuando «no hay una alternativa posible» a un Gobierno liderado por el PSOE. Pero en realidad no se está dando una situación de «bloqueo»; y mucho menos -contra lo que expuso ayer Sánchez- debido a la previsión constitucional del artículo 99, que exige cuando menos mayoría simple para lograr la investidura. La situación es más bien de profunda divergencia política entre el socialismo y el centro-derecha constitucionalista, y de clara incapacidad para que la mayoría de aluvión que hace un año dio lugar a la moción de censura contra Rajoy cuaje como opción de gobierno estable.
Desde el 28-A, el hoy candidato a la presidencia y su partido se han empeñado en disociar la investidura de la gobernación del país, como si se tratara de etapas escalonadas a afrontar día a día. Pero no parece sensato pretender la investidura a base de abstenciones y sin una alianza mínimamente sólida que asegure la gobernación durante varios ejercicios. La llamada de Pedro Sánchez a que PP y Ciudadanos favorezcan su investidura es legítima y razonable. Pero los 123 escaños con que cuenta -solo una tercera parte del Congreso- no autorizan al socialismo a reclamar ese apoyo inicial apelando al interés general; como si el 'no' a la investidura de Pedro Sánchez fuese un acto doloso de irresponsabilidad para con las necesidades del país.
NEGOCIACIÓN EN PÚBLICO. El debate entre los portavoces de Unidas Podemos y el candidato Sánchez reflejó las difíciles circunstancias que atraviesa el diálogo entre quienes se habían intitulado «socios preferentes». La «reivindicación de los doce meses de cooperación anteriores» -en palabras del líder socialista- es ya pura leyenda. Las menciones a la distinta tradición en el seno de la izquierda por parte de Sánchez y la frialdad general de su trato hacia Unidas Podemos, por un lado, y la abierta desconfianza que mostró Pablo Iglesias, junto a su insistencia en remarcar diferencias de fondo convierte el eventual acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos en una suerte de milagroso reencuentro.
Pedro Sánchez sometió ayer a Unidas Podemos a la disyuntiva entre «votar con la ultraderecha contra el PSOE» o asegurar su investidura. Lo que le permitió volver de la 'coalición' a la 'cooperación' como fórmula de acuerdo. El presidente en funciones puso casi imposible a Unidas Podemos el voto a favor de su continuidad en la Moncloa. Y el debate acabó en tal tono de ruptura entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, tan cerca de una investidura fallida, que su distanciamiento parece irreparable.
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