A cambio

Llegados allí, nos añadimos a uno de los grupos y comenzamos la visita de las diferentes salas. Y todo iba desarrollándose sin ningún problema hasta que el guía, deteniéndose frente al monumental Disco del Sol que allí se exhibe y dirigiéndose a nosotros, comenzó a relatar el colmo de desgracias que en su país habían sido provocadas con la llegada de los españoles. Desgracias, nos dijeron, por las que España debía pedir perdón a México. Esto fue hace más de cuarenta años y ya pueden imaginarse cómo a partir de aquel momento fue desarrollándose la visita.

Pero el tiempo fue pasando y así ocurrió que en el año 2019 fue el presidente de México, López Obrador, quien al año justo de llegar a la presidencia envió una carta a nuestro rey Felipe VI en la que le sugería la necesidad de que ambos países preparasen una ceremonia conjunta, para que el reino de España expresase de manera oficial y pública el reconocimiento de los agravios causados.

Y así están las cosas y al día de hoy, y aunque por lo que parece el enojo de los mexicanos no es tanto con España como país sino más bien contra nuestra monarquía, y aunque las relaciones entre ambos países parecen funcionar con normalidad, desde el DF siguen denunciando que el último peldaño de la escalera faltará por recorrer mientras no haya un gesto de humildad por parte de España.

Y estando así las cosas y aunque a mí nadie me ha dado vela en este entierro, digo yo, ¿por qué no se les pide perdón por lo que pasó, para que todo se arregle y pelillos a la mar, si a cambio ellos nos dan las gracias por las cuatro cosillas que se les dieron? (1)

Cuatro cosillas de nada como: la rueda, la explotación de los metales, el alfabeto y la escritura, el derrocamiento del poderío mexica, la fundación por Cortés del primer hospital en la ciudad de México y... Y para qué seguir.

Pues ahí queda eso señor López Obrador, le digo lo mismo que le dije al guía del museo: unos piden perdón, otros dan las gracias y aquí paz y después, gloria. Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

(1) «...Os fue dada por Dios una virtud tremenda: / El ganar el botín y abandonar la tienda; / Perder supieron solo España y Jesucristo /Y el mundo todavía no aprende lo que ha visto (...)»

('Salutación'. Gabriela Mistral. Premio Nobel en 1945)