Los camaristas

La acción de la historia transcurre desde las Navidades de 2015 hasta las fiestas de 2017. En los tres veranos que alude el título del filme el espectador asiste a una comedia costumbrista pincelada con bastante humor negro que se convierte en una irónica mirada sobre la hecatombe financiera que maltrató al país que arrastró, sobre todo, a los más desfavorecidos.

En el primer verano, un matrimonio que goza de una situación económica privilegiada acostumbra a celebrar fastuosas fiestas con muchos invitados de pedigrí mientras su servicio doméstico hace posible con su trabajo que se puedan organizar semejantes eventos. Sin embargo, unas misteriosas llamadas que recibe el patrón alertan de problemas venideros. El siguiente festejo, estío de 2016, la policía irrumpe, detiene al propietario, requisa documentación y los trabajadores de la mansión se quedan desprotegidos y sin cobrar los salarios impagados.

En esta situación de desamparo emerge la figura de la ama de llaves, Madá (Regina Casé), que capitanea la revolución de los humildes y plantea una estrategia para no sucumbir al desánimo. Su capacidad organizativa, empatía y empeño para extraer de la crisis la mejor versión de la supervivencia la convierten en el alma mater del relato y uno de los pilares fundamentales de la película.

El carisma de Madá será ejemplar para construir la dignidad de los pobres alrededor de la solidaridad coral mientras que los acaudalados son detenidos para dar cuenta de sus tejemanejes corruptos.