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Salvada sea la barbaridad de la homicida pandemia, las Urgencias sanitarias son el callo que más le ha dolido a la sanidad pública riojana en las últimas décadas. Y, por no abandonar este campo semántico, el juanete en el que alguna vez han recibido un ... pisotón todos sus usuarios. O casi todos. En lo de las horas de doliente espera, por ejemplo, la realidad supera a la leyenda urbana. Se cuenta que en la sala ad hoc del San Pedro se han muñido matrimonios, se han preparado con éxito oposiciones a notarías y hasta que alguien se leyó las obras completas de Antonio de Benito. Lo de ayer no fue colapso. Un «atoramiento», sugirió Andreu. Justo hace dos años, la consejera María Martín negaba la evidencia con más rotudidad: «Hay una situación de normalidad absoluta», exageró. La normalidad que ayer motivó al PP a pedir, a la presidenta, que asumiese su responsabilidad. Casi lo escribió de Pierre Corneille: «Las Urgencias que vos matasteis gozan de buena salud».

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larioja El callo de la sanidad pública