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Un amigo mío ya ha celebrado la Navidad. De cabo a rabo. Ya ha hecho. Me llamó el domingo pasado, sobre las 0.15 h., que yo ya estaba en la cama. Al otro lado del móvil se oía jaleo y copas. Y la ... tele a tope. «¡Próspero 2020, Bernardo!», me dijo. Me encanta el adjetivo 'próspero' que ya no lo utiliza nadie para felicitar el año nuevo. En su casa acababan de dar las doce campanadas, las de 2015 o 2016, no sé, por ahí. Utiliza siempre la misma grabación, de Antena3; me parece oír la voz de Carlos Sobera y de Anna Simón. Esta mañana, calculo, habrán celebrado Reyes. Él se había pedido el Iphone 11, que es lo que toca. Bueno, todos en la familia se lo habían pedido. Lo del Black Friday también les ha venido muy bien para hacer las últimas compras, porque las primeras las empezaron a hacer para El Pilar. Y para el puente de Todos Los Santos nos llegó a casa su crisma, comprado en un bazar chino, que ponen los primeros todo lo de nuestra Navidad, casi cuando todavía no han retirado el material de Halloween. Para esa fecha ya tenían también encargado el cabrito y los langostinos. Y los dulces se podían comprar ya en el súper casi desde después de San Mateo, o así. Además, aún les queda una remesa de mazapanes de las navidades pasadas, en muy buen estado. La Nochebuena y la Navidad les tocó hace dos semanas, lógicamente. No se privan de nada: discurso del rey y especial de Nochebuena en Televisión Española. Para lo del mensaje tiran de una grabación del emérito, todo un vintage. Y el especial es uno de Raphael, que lo ponen en bucle hasta que la abuela coge el sueño. Todo lo tienen guardado en un disco duro. Ahora para la noche de Fin de Año se han puesto unos DVD de grandes éxitos de Martes y Trece. Y para el Concierto de Año Nuevo, pues en youtube están todos. Mi amigo elige uno de los once que dirigió Lorin Maaezel. Y le mete al surround por toda el salón. Le gustaba Maazel, por las bromas que hacía. Como las hijas mayores de mis amigos estudian en un país nórdico y les dan las vacaciones antes, pues ya estaban todas aquí. Y la abuela vive con ellos, o sea que sin problema. Belén-belén no ponen. Es un nacimiento de Lladró y sirve igual como adorno ordinario que como motivo navideño; así que prácticamente no lo quitan de un año para otro. Vale, ya, ya... pero en lo de los gustos no te puedes meter. Tú vas a las casas y lo que te encuentres. Ítem más: viven en una calle en la que el alumbrado navideño lo acabaron de colgar hace dos semanas; además, una de las sirgas, la que sujeta una estrella de Oriente, la tienen enganchada debajo de su balcón; y los comercios tienen los escaparates adornados desde hace días. En los cines ya se han estrenado Frozen 2 y Last Christmas. Frozen 2 ya la han visto, porque tienen un hija más pequeña, en edad de Frozen. Y en la tele... en la tele ya está vendido todo el pescado de las fiestas hace rato. Perfumes, turrones, juguetes, el Iphone11, Victoria's Secret, viandas, el anuncio de la lotería. Es cosa pasada. Después de todos estos previos, lo único que queda es el trámite de empezar a celebrar la Navidad, el 24-25, pero para entonces está ya todo gastado y amortizado: dinero, ilusión. Lo del sorteo de la Lotería estarán pensando ustedes, claro. Mi amigo la compra no más tarde de julio o de agosto, que es cuando sacan el Papa Nöel a la puerta del despacho de Lotería. Para que se vaya aclimatando. Pero la compran como cosa simbólica. Como nunca les ha tocado ni un real ni piensan que eso pueda suceder en la vida, ni lo miran después, ni escuchan el sorteo. De tocarles, ya se enterarían de alguna manera. Ya les dirán algo. Podría ser, por cierto, mi amigo el protagonista del anuncio de la Lotería del año que viene. Su historia, quiero decir. No es tan triste como la de estos últimos años, pero valdría: la historia del que compra en la seguridad de no ser agraciado pero luego el bombo desbarata su plan. Además es buen actor mi amigo. Entonces, si ya está todo, ¡hasta la cena de empresa!, que fue ya la semana pasada, en una bodega, porque ya no les daban vez para otro día en ningún sitio, todo pillados, overbooking: ¿por qué esperar más? Yo comprendo a mi amigo, pero no soy tan resuelto como él. Pero es verdad que luego, cuando comienza la Navidad-Navidad, es un lío. Yo, siguiendo su ejemplo, también me he adelantado a escribir el cuento de Navidad, que luego todo el mundo se afana en colocar el suyo, un lío.

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