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Estos días he oído cosas terribles sobre la patria. He escuchado las trompetas del apocalipsis anunciando que España está quebrada y que el Banco Central Europeo nos ha tenido que inyectar 330.000 millones de euros. Oyendo al líder llamado Pablo Casado me ha asaltado ... un recuerdo infantil. De pronto he visto todas las jeringuillas de mi practicante ordenadas según tamaño junto a un hornillo desinfectante. Entonces nos ponían muchas inyecciones y yo, asustada, le decía siempre: «don Miguel Ángel, me pondrá la medicina con la más pequeña». Él se reía y yo me iba temblando con el pinchazo en el trasero. Así que en este caso he imaginado a Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, con una jeringuilla gigante para inyectar a la patria una dosis medicinal de aquí te espero. Luego me he acordado de Espronceda, cuánto le dolería la patria al escribir: ¿Quién calmará ¡oh España!, tus pesares?,/¿quién secará tu llanto? Eso mismo me pregunto yo, patria querida.
He llegado a la conclusión de que quizá la España que quiero no es la verdadera España y la patria de la que hablan algunos no es mi patria ni tampoco la suya. Quizá me he hecho un lío porque esto lo he pensado a bote pronto sin reflexionar demasiado viendo las imágenes del desfile de la fiesta nacional. Yo este año, después de verlo, me he sentido muy preocupada por la patria. Confieso mi admiración por Puzzle, la cabra de la Legión que transitó por la calzada con estilo y donosura, sin meterse con nadie. Oigan, marchó estupenda sin insultar a nadie que, a buen seguro, había allí gente que no era de su agrado. Con estilazo desmintió la hecatombe de que van a prohibirle desfilar. Y es que a ella la cuidan como a una reina. No sé si esto es políticamente correcto pero según la cabra es más verdad que el evangelio. Dice que si no es mentira habría que pedir la dimisión en bloque de este gobierno socialcomunista que la patria no puede permitirse.
Solo faltaba que al llegar el presidente «okupa» se hubiera abierto un cráter en la Castellana para anunciar un nuevo infierno al que nos conduce este «paleto» que como todos sabemos fue elegido democráticamente por error. Y es que los españoles votaron mal porque muchos no aman a la patria y no votaron como el premio Nobel, Mario Vargas Llosa. Sepan ustedes que hay muchos españoles empeñados en hundir a España, por eso algunos fueron al desfile a recordar con gritos e insultos a estos sinvergüenzas que por encima de la libertad y de la democracia están el voto inteligente y la patria. Yo no digo nada, pero he pensando que si en esta patria no cabemos todos es que España necesita una inyección de cordura en la que, en vez de insultar al que piensa distinto, caminemos alegres como la cabra de la Legión que dio una lección de saber estar a los maleducados.
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