Buscad alternativas

Poco a poco la maquinaria social se va engrasando y volviendo a la normalidad; las terrazas se animan, aunque el personal no entra tanto a los bares. Se producen algunos cambios en el Gobierno de La Rioja, pero eso ocurre hasta en las mejores familias, así que no se sofoquen ustedes, que con el bochorno de estas jornadas ya tenemos bastante. Ínfimos terremotos en el sector de la enseñanza, tan amado y codiciado en occidente al menos desde tiempo de los griegos y quizá desde el nacimiento del homo sapiens y la mulier sapiens, que matizaría el prudente señor Urkullu.

Por doquier asoma gente que parece no haber hecho otra cosa en estos meses pasados que escribir libros; a ellos hemos de añadir los guionistas inventores de series televisivas y quienes han ideado futuras películas y obras de teatro; los lectores, televidentes y cinéfilos irán bien servidos. Las rebajas de ropa no carrulan bien del todo, sin embargo, se venden más bicis por metro cuadrado que las que caben en el renombrado puerto de Moncalvillo.

Mucha ocupación en nuestros queridos pueblos y el regreso veraniego de los incansables arqueólogos e historiadores que hacen las delicias de ciudadanos, turistas, veraneantes y ayuntamientos con sus constantes sorpresas, según ocurre con la necrópolis redescubierta de Grañón, esa villa jacobea tan sugerente, la del hermoso campanario en lontananza y el formidable retablo mayor de su parroquia.

Allá por 2008, el profesor riojano Ángel Urbina Merino, enseñante de los de pura cepa, publicaba en la Editorial Piedra de Rayo un muy hermoso libro con dieciocho narraciones breves titulado 'Grañón. Historias de tal vez'. Una de ellas trataba de una necrópolis que unas excavadoras volvieron a cubrir. Ciudades, villas, pueblos riojanos: emplead más la cabeza y buscad otras alternativas para conservar el patrimonio de vuestras localidades sin limitaros a quejaros después.