Me he 'bugeado'

Nuestros jóvenes tienen 'panas' (colegas), con los que están 'a full' (a todo) y 'lol' (partiéndose de risa). No les gusta que les 'stalkeen' (vigilen) y mucho menos que les 'troleen' (boicoteen) o 'baneen' (bloqueen). Los hay 'otakus', 'kawaiis'... También, a quienes les gusta 'streamear' por Discord y 'mutear' en el Fornite mientras 'chetan' (usar trucos para obtener ventajas). Otros, a todo responden 'meh' (indiferencia).

Las hay jóvenes 'cayetanas' (las pijas de toda la vida) y 'de calle'. Se puede ir 'to fachero' (que cuida su aspecto) o 'to Gucci', pero no se puede dar 'grinche' (grima). Sea cual sea el 'outfit' (vestimenta), hay que estar 'cool'. Que siempre puede pasar algo 'random' (inesperado). Y el 'mood' (estado anímico) no siempre es 'hype' (exageradamente emocionado).

'Mamadísimo'. Ay, 'mamadísimo', una palabra exponente de la evolución y reinvención del lenguaje: de 'borrachísimo' del 'boomer' a 'musculoso' en la Generación Z. Ahí es nada.

Lo que no recordamos los hoy viejunos son los vocablos que nos caracterizaron también a nosotros. Sí, también hubo (siempre habrá) un lenguaje propio de nuestra juventud. 'Guachi', 'efectiviwonder', 'dabuten, 'chachipiruli', 'carroza', 'dar un voltio'... 'Palabros' que hoy nos provocan casi tanto rubor como las hombreras.

Y mientras llega el léxico juvenil de la siguiente generación, 'bro', con estos de la Z yo ya me he 'bugeado'. O 'bugueado'. O como se diga. Que ni lo sé.