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Nunca me entero de nada

Viejos autobuses que se pierden en la niebla

Viernes, 20 de octubre 2023, 21:59

Inevitablemente llega ese día en que el presente se convierte en un país extranjero, en una extraña ciudad repleta de ruinas y solares vacíos por la que ayer caminábamos con los ojos cerrados y hoy recorremos desvalidos como el niño pequeño que se ha perdido ... de la mano de sus padres. En contrapartida, la comarca de la memoria no cesa de crecer, y se nos puebla de fastuosos palacios con forma de antiguos cines olvidados, de desaparecidos bares de historia legendaria y parroquianos mitológicos, nombres que el viento de los años aventó y ahora solo unos pocos confabulados citamos con nostálgica emoción. Somos esos señores de verborragia incontenible que lo mismo clamamos en el desierto del buzón del lector que en ese speakers corner que es cualquier barra de la Laurel. Se nos verá empuñando un crianza o un generoso gintonic con la misma fe revolucionaria que en otras latitudes depositan en el AK-47. Vimos estrellarse naves en llamas en el césped embarrado de Las Gaunas; vimos brillar rayos C en la densa oscuridad del Área 7 o del Yoque, mientras soñábamos con un futuro mejor en el que el lerele dejase de ser una improbable utopía por este Septentrión recatado y pudoroso.

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